Pacto de civilidad
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
Brota en mi mente la pregunta, ¿qué hacer para que las cosas sucedan en beneficio de quienes habitamos este hermoso paraíso Puerto Vallarta Jalisco? Llego a la conclusión de que cuando existen ideas comunes, y estas sean en torno a un proyecto bien estructurado, con rumbo definido, en el que sobresalga la cultura participativa, plural y democrática, nuestra comunidad será otra, cuyo objetivo principal será el bienestar para todos, donde abunde la armonía para lograr prosperidad con equilibrio.
En estos tiempos la confianza en los políticos está por los suelos; es confusa la propia interpretación del servicio público, porque el orden y la disciplina se están extinguiendo, las tradiciones y costumbres se están perdiendo. Mientras no se preste atención a opiniones divergentes y propuestas de alternativas a las soluciones comunes, y la terquedad ocupe un lugar preponderante en la conducción de un pueblo, su futuro será siempre incierto, al pasar el tiempo, su gente jamás olvidará y no perdonarán a los causantes del infortunio. Tenemos una nueva sociedad más demandante, que está creando una nueva conciencia de participación, y al mismo tiempo está perdiendo el miedo a denunciar toda clase de corrupción e impunidad.
Urgen estrategias reales para analizar de una forma más profunda las actuales circunstancias por las que atravesamos. Cuando existe una economía que da prosperidad a los gobernados, esto quiere decir que está dando resultados, y por lógica, es la que servirá; ante esta disyuntiva, todo lo que implique un avance en el bienestar social, habrá que mejorarlo, y lo que no, desecharlo, adoptando nuevas acciones todos los sectores de la población para infundir una nueva actitud de optimismo y confianza.
En la actualidad sabemos que el único camino al progreso está en la productividad de un pueblo. La educación y cultura juegan un papel importante en el progreso de cualquier nación, es aquí donde se deben enfocar las baterías. Integrar un proyecto donde se conjunten todas aquellas corrientes, cuyo objetivo sea la prosperidad de las familias, será la médula que hará funcionar la parte social y económica que nos lleve a senderos de un progreso que redunde en paz y tranquilidad.
El buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida, harán sin lugar a dudas que vivamos en un mundo mejor.
A veces me pongo a meditar en las formas de lograr la unión entre los vallartenses, y creo que para mejorar las condiciones actuales, es necesario hablar claro poniendo las cosas sobre la mesa y buscar ante una gama de posibilidades la más factible, eliminando influencias negativas destinadas a la desunión.
Es importante convocar a todas las fuerzas políticas e independientes para que se unan en torno a un objetivo común: nuestra grandeza, y por lógica, otros aires se respirarán si existe respeto, desechando influencias que afloren odios, sin rencores, mentiras y calumnias. Me recuerdan las palabras de una excepcional mujer, la Madre Teresa de Calcuta que decía: Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes de obrar milagros con descortesía y dureza.
Amigos, asumamos con orgullo nuestras raíces, demostremos nuestro valor ante la adversidad, impulsando con fortaleza nuestras grandes ambiciones en torno a la grandeza de nuestra tierra, mostrando lucidez en las decisiones.