Matanza de cocodrilos
Fauna silvestre en la bahía / Por: Armando Rubio / Experto en fauna silvestre

En esta ocasión vamos a hablar nuevamente de cocodrilos. La semana pasada se hizo viral la matanza de reptiles por parte de algunos individuos.
Desde hace 25 años los especialistas hemos trabajado en el estudio de la población de cocodrilos: los hemos censado, marcado e incluso bautizado. Sí, la mayoría de los cocodrilos de la bahía están registrados. Actualmente contamos con 350 ejemplares entre Nayarit y Jalisco, de los cuales 45 son reproductores. De esos, entre 15 y 20 son hembras en etapa de puesta de huevos; el resto son machos de más de 3.5 metros. La mayoría de los 350 mencionados son animales de menor tamaño, muchos de ellos de apenas 2.5 metros o menos.
Por lo tanto, no existe una sobrepoblación, como ya lo han informado las autoridades en comunicados oficiales y en las charlas que impartimos en escuelas públicas y privadas, así como en comunidades rurales. Nuestro mensaje es claro: es necesario aprender a coexistir con los cocodrilos. Aun así, seguimos encontrando comentarios que aseguran que en los años 80 no había cocodrilos en Puerto Vallarta.
Esto es falso. Hay registros históricos de hace siglos que mencionan la presencia de miles de cocodrilos en lo que hoy conocemos como Bahía de Banderas. Lo que sí ha cambiado drásticamente es el hábitat. En el siglo pasado existían alrededor de 2,500 hectáreas de humedales; hoy queda menos del 10 %, quizá apenas 200 hectáreas.
¿Por qué se ven tantos cocodrilos en los ríos? Simplemente porque ahí habitaron siempre y ahora están recuperando lo poco que queda de su hábitat natural. La especie que vive en esta región es conocida como cocodrilo de río; en Estados Unidos se le llama cocodrilo americano de agua salada. Esto significa que puede adaptarse tanto a agua dulce como salada. Aunque el mar no es su hábitat principal, incursionan en él para buscar territorios, reproducirse o cazar.
El cocodrilo no ve al ser humano como una presa natural, pero sí es un depredador oportunista: todo lo que cae al agua es, potencialmente, alimento. Por eso es vital respetar la señalética colocada en zonas donde habitan estos animales. Los letreros dicen claramente: no introducirse, no alimentarlos, no llevar mascotas, no pescar, no realizar actividades recreativas. A pesar de ello, muchos insisten en hacerlo.
Las redes sociales han agravado el problema. Circulan opiniones de personas que aseguran haber vivido aquí toda su vida y nunca haber visto cocodrilos, como si hubieran aparecido por arte de magia, soltados por alguien, reproduciéndose como ratas o conejos. Eso es una mentira. La ciencia y la biología son claras, y los datos están ahí.
No nos cansaremos de difundir esta información las veces que sea necesario, porque lo importante es aprender a coexistir con las especies que habitan en Puerto Vallarta. Si usted se siente inseguro en el mar o en un río, recuerde: somos seres terrestres, no acuáticos. El riesgo existe desde el momento en que se pone un pie en el agua: ahogamientos, corrientes y otros animales forman parte de ese entorno. No culpemos ni satanicemos al cocodrilo.
Lamentablemente, no es un animal carismático, lo que alimenta los prejuicios. Sin embargo, los números hablan. En 2020 la Secretaría de Salud reportó 4,459 mordidas de perros a humanos. Ese mismo año, nosotros registramos un solo caso de mordida de cocodrilo. Los accidentes con cocodrilos pudieron haberse evitado simplemente respetando la señalética: no nadar, no pescar, no llevar mascotas ni introducirse en su hábitat. Si se sigue esta regla básica, no pasa nada.