Lo intangible

Planeta Luna / Por: Consuelo Elipe

Un día estas respirando, rodeado de personas, viviendo esas sensaciones y en un instante se acabó. Seas quien sea, seas como seas

Es curioso cómo se suceden los acontecimientos en la vida, en la vida de cada uno y en la vida de la humanidad.

Este razonamiento tan básico y absurdo a primera vista, es algo que hoy al enfrentarme a la hoja en blanco es lo primero que me vino a la mente.

Acabamos de pasar Semana Santa, en España marcada por la loca climatología, de hecho, el viernes estuvo radiante todo el día, pero justo a las 7 cuando todas las procesiones tenían prevista su salida, el cielo se puso negro negrísimo, y una tormenta atroz se desató con el resultado de que ninguna pudo salir. Triste, pero con un halo mágico de pena y drama como no podía ser de otra forma en ese día de la crucifixión de Jesús.

El domingo no llovió y asistí a la Tamborrada de resurrección, preciosa y emotiva. Ese mismo día el Papa estaba en Roma dando su última bendición a los asistentes, dando un paseo en el Papamovil que ahora sabemos fue de despedida.

Despertar el lunes con la noticia de su muerte te pone de nuevo en el plano de la realidad, esa realidad que te dan como una bofetada. Un día estas respirando, rodeado de personas, viviendo esas sensaciones y en un instante se acabó. Seas quien sea, seas como seas.

En el plano general de la historia quedará que el Papa falleció, se habla de su carácter, de su obra, a muchos les caía bien a otros no tanto, pero lo cierto que él ya está en otro plano y nada de lo terrenal importa ya.

Comienza ahora la parte de tradiciones, actos, pactos, la parte peliculera del conclave, el boato de la iglesia, hasta saber quién será el próximo Papa.

Esto es hablando de este tema que todos vemos estos días, y que creyentes o no, sin duda es un acontecimiento histórico.

Pero ese cambio permanente al que me refería al abrir este texto no es solo sobre la vida y la muerte que es quizás el cambio más radical e instantáneo, el cambio es constante y frenético en una sociedad que consume información, noticias, chismes, mentiras e imágenes sin límite.

Lo que hoy importa en dos segundos pasó al olvido, lo importante lo es por un flash, lo triste, lo gracioso, nada permanece y a mí me produce una infinita tristeza.

No tengo idea como retener las cosas, los momentos que no quieres que acaben, cuando quieres sostenerlos te arrolla la vida mediática y ya te despistaste viendo cualquier estupidez sin importancia.

Tengo la sensación que en la era AI (antes de internet) todo transcurría más lento, nos invadían menos noticias, y eso nos permitía profundizar en lo que iba llegando. Nos enterábamos de lo que nos contaban en la tele, escuchábamos en la radio o leíamos en la prensa, los temas grandes eran motivo de comentarios por días, les dábamos la oportunidad de ser discutidos, analizados, recordados.

Tenemos que aceptar que ahora ya no es así, todo va rápido, instantáneo, insustancial, no importa si es la separación de dos famosos, de un asesinato o los aranceles de Trump, ¡da igual! Todo dura el segundo que tarda nuestro dedo en hacer scroll.

¿Habrá algo que ya logré sorprendernos? Al menos creo que lo único que puede aún conmovernos o hacernos pensar son las cosas que nos han acompañado por siglos como precisamente el sentimiento interno religioso, ese recogimiento de la Semana Santa que este año me ha llegado como nunca. La esperanza está en lo intangible, en lo que no cabe en una pantalla, pero sí en el corazón.