Lenguaje e Integridad
Por: David Soffer
La importancia de honrar las palabras cuando nos dedicamos a la comunicación
Cuando estudiaba en la universidad, un profesor lanzó la siguiente afirmación:
“Cuando un bebé dice su primera palabra, eso significa que ha aprendido completamente el idioma de sus padres.”
Al escuchar esto no pude evitar levantar mi mano y pedirle al catedrático que profundizara más en esta afirmación, pues me resultaba francamente una exageración por parte del mismo. El profesor tenía fama de extravagante pero debemos tener en cuenta que la materia que dictaba era Semiótica.
Ante mi pregunta el profesor clavó, meditando y en silencio, sus ojos en mí. Tomó un cuaderno y un lápiz y me dijo, sosteniendo en alto el cuaderno:
“¿Cómo se llama este objeto?”
Un cuaderno- respondí.
“¿Y qué si te dijera que esto es un lápiz?”- preguntó de nuevo refiriéndose al mismo objeto.
Le diría que está en un error…
Profundiza en lo que me acabas de decir. Si me dices que esto no podría llamarse lápiz, el que está en un error eres tú.
Entonces explicó que la palabra cuaderno es un conjunto de 8 letras que en algún momento de la historia a algún ser humano eligió para nombrar a este objeto. Es completamente arbitrario, y por ello podría tener cualquier denonimación que a alguien le hubiera parecido correcta y la sociedad hubiera aceptado.
Por eso hago mi comentario sobre los infantes, pues durante los primeros meses de vida, el pequeño está expuesto a un sinfín de palabras todos los días. Cuando logra decir papá por primera vez, el niño entiende que esta forma de vida es su padre y no su madre. Lo único que le resta en los días venideros es aprender a gesticular cada una de las palabras que forman nuestro lenguaje, pues ya ha desarrollado el entendimiento de lo que representa cada palabra.
El profesor siguió explicando que podría decirse que, el niño nació verdaderamente cuando dice su primera palabra, pues la principal diferencia entre nosotros y el resto de las especies del mundo animal es el lenguaje articulado.
Esta anécdota siempre me hace reflexionar sobre importancia que tienen las palabras. ¡Vamos!, Si hasta en la Biblia, el Evangelio según Juan inicia diciendo: “En el principio era el verbo…”.
Es inevitable entonces, reflexionar sobre el poder de la palabra. Entonces, ¿por qué constantemente nos esforzamos en menospreciarla? Cada vez que nos quedamos callados y no damos nuestra opinión, cada vez que con nuestra voz declaramos que vamos a estar en tiempo y en forma en un lugar y llegamos tarde, cada vez que prometemos algo y no lo cumplimos, estamos rompiendo nuestra palabra, ese don inigualable que la naturaleza y la vida nos concedió.
Creo que justo que honrar lo que decimos es de donde nace la integridad entendida como honestidad, respeto por los demás, corrección, responsabilidad, control emocional, respeto por sí mismo, puntualidad, lealtad, pulcritud, disciplina, congruencia y firmeza en sus acciones. ¿De veras tiene todo eso que ver con la palabra? Sí, y mucho.
En el momento en el que dimensionamos la importancia, el impacto y el valor que tiene nuestra palabra- esa representación de nuestra voz-, aprendemos a honrarla en nuestras acciones.
Mi labor al interior de Mijo! Brands se enfoca en eso, en el lenguaje, y encontré en este espacio un lugar Integro donde se cumple con lo dicho. ¿De qué otra manera podríamos dedicarnos a la comunicación si nuestro discurso fuera disonante con nuestras acciones?