Lady Bird: la añoranza del hogar

Una película intrépida, con buen humor, que no pierde la línea de su argumento y nos conduce por los aciertos y errores de una adolescencia cualquiera

Sebastián Hernández

Cine Crítica

Esta vez nos aventuramos a la proyección de la cinco veces nominada ‘‘Lady Bird’’, que, si bien fue superada por ‘‘La Forma del Agua’’ con trece nominaciones, ‘‘Dunkerque’’ y ‘‘Tres Anuncios por Un Crimen’’ con ocho y siete respectivamente, en definitiva, es una de las propuestas más originales y frescas del 2017.

Lady Bird, el segundo largometraje de la directora Greta Gerwig y su primero en solitario, nos cuenta la historia de Christine ‘‘Lady Bird’’ McPherson, una chica de Sacramento, California, cuyo sueño es salir de su ciudad natal, que califica de aburrida y carente de cultura.

Hay que admitirlo: la cinta no es una innovación del arte cinematográfico, su gran acierto es utilizar todas las formulas, temas y situaciones antes vistas, y darles ese giro de tuerca para que una vez más podamos emocionarnos como si fuera la primera vez; el uso de la nostalgia por ese pasado no tan distante (hablando de los años 90 o principios del nuevo milenio), que ha tenido su auge en esta última década juega un papel clave en el atractivo de esta película.

La trama tiene su base en el género fílmico conocido como coming of age, películas donde el adolescente y su crecimiento a nivel social, espiritual, y personal son el foco de atención. Nuestra protagonista (interpretada por Saoirse Ronan), una adolescente californiana en la explosión de su juventud, con el pelo teñido de rojo y una cautivadora mirada, representa toda esa etapa vivencial, bochornosa, confusa, pero entrañable por todos los que logren identificarse con la rebelde Lady Bird.

Destacable su guión, original en el sentido de adaptarse al cine contemporáneo, como ya mencionamos, al igual que las decisiones de locaciones, vestuario, selección musical, y su fotografía bastante apegada a los estándares de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (ya que no busca arriesgarse).

Una película intrépida, con buen humor, que no pierde la línea de su argumento y nos conduce por los aciertos y errores de una adolescencia cualquiera, aquella donde todos reafirman su identidad y están convencidos de ser los únicos en su tipo. Quien sabe, talvez después de todo no estaban tan equivocados.