Inclinaciones sexuales

El tratamiento de los trastornos parafílicos es muy complejo y en ocasiones poco exitoso

SanaMente

Dra. Ana Paula Gonzalez Toledo

Psiquiatra

“En gustos se rompen géneros”, dice el dicho, y en cuanto a filias se refiere, este dicho es muy acertado. Cada persona tiene preferencias y situaciones que les resultan agradables sexualmente. Para la mayoría de las personas esos gustos y afinidades son muy similares, pero para el 15.9 % de la población, las preferencias que tienen podrían ser vistas como excentricidades o variantes extraordinarias.

Se utiliza la palabra -filia- para nombrar estos “gustos que una persona tiene por algo”, la palabra filia, viene del griego y significa sentir afición, atracción o amor por una situación, persona o cosa, también se puede referir a la excitación sexual que alguna persona presenta al estar expuestos ante determinados estímulos. Se han enlistado más de 540 tipos diferentes de filias, sin embargo, es difícil tratar de encontrar parámetros para catalogar y definir qué es lo normal y qué no lo es, sobre todo cuando hablamos de comportamientos sexuales que han existido a través de la historia de la humanidad, y que han sido previamente aceptados legal y culturalmente en diferentes estados, países o eras.

Dentro de las filias que más raras, se encuentran la Hibristofilia: Se refiere a excitarse sexualmente y desear tener relaciones con una persona peligrosa o que haya cometido un crimen grave. La agalmatofilia, galateísmo, monumentofilia o pigmalionismo define a la atracción sexual que presenta una persona, al ver o tocar estatuas o maniquíes desnudos. La dendrofilia es una parafilia sexual que describe la atracción sexual hacia los árboles y las plantas, incluyendo su uso como objetos sexuales.

Una filia se convierte en un trastorno parafílico cuando el individuo, tiene deseos, comportamientos e impulsos irrefrenables que lo llevan a desadaptarse de manera significativa en las diferentes áreas de funcionalidad (social, laboral e interpersonalmente).

Los trastornos parafílicos, se caracterizan por ser patrones de búsqueda intensos y persistentes de comportamientos sexuales en los que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad considerada no natural, y para la cual no se tiene el consentimiento de las partes involucradas.

Según investigaciones, la mayoría de las parafilias son más comunes en hombres que en mujeres. Es posible que existan razones biológicas, pero se desconoce la causa. Por lo general la conducta comienza durante la pubertad, y frecuentemente disminuye cuando el individuo envejece. Debido a que el tema es muy controversial y la literatura que existe al respecto es ambigua, se han elaborado investigaciones para determinar los criterios necesarios para diagnosticar un trastorno parafílico, tal como lo explica el manual estadístico de diagnóstico DSM-5, donde se presentan con 8 trastornos parafílicos, voyerismo, exhibicionismo, sadismo sexual, pedofilia, fetichismo y travestismo, dentro de las cuales el voyerismo es la más común.  

Algunos trastornos parafílicos están asociados a crímenes particularmente atroces como la pedofilia y el sadismo, es importante recalcar que el diagnostico se puede hacer incluso si la persona niega estrés, disfunción o molestia al respecto. El tratamiento de los trastornos parafílicos es muy complejo y en ocasiones poco exitoso, sobre todo si la excitación se obtiene al victimizar a otra persona y si estos impulsos se acompañan de conductas sociopáticas. La aproximación terapéutica que ha mostrado mayor eficacia, es implementar un plan integral de tratamiento farmacológico acompañado de psicoterapia cognitivo conductual.