Homofilianos

La casualidad nos hace hermanos, pero el corazón nos hace amigos, dice el dicho.

La amistad ha generado diversos estudios para determinar los factores que producen esas interrelaciones intrínsecas, trascendentales y hasta hace poco incomprensibles.

"Los amigos se parecen no solo de manera superficial, sino también en su estructura cerebral”

Carmina López

Plumazos

Todos tenemos a esa persona a la cual llamamos ‘familia por elección’, sin que exista un lazo consanguíneo.

La casualidad nos hace hermanos, pero el corazón nos hace amigos, dice el dicho. Los sabios responderían: nada es casualidad, todo es producto de una cadena indestructible de lo que piensas, sientes y hablas. En mi opinión, no es otra cosa que la física cuántica.

Con los años, los investigadores tienen conocimiento sobre nuestras elecciones de amigos similares a nuestra personalidad, edad, religión, nivel socioeconómico, educativo, gustos gastronómicos, ambiciones, pulcritud y hasta la perspectiva de la vida.

Es responder al impulso de la hemofilia, es decir, a vincularnos con quienes son las personas menos diferentes a nosotros. La amistad ha generado diversos estudios para determinar los factores que producen esas interrelaciones intrínsecas, trascendentales y hasta hace poco incomprensibles.

Sobre el particular se publicó un artículo donde se menciona que “los científicos han descubierto que los cerebros de los amigos cercanos responden de manera sorprendentemente similares al observar videos cortos: los mismos reflujos y oleadas de atención y distracción, el mismo punto máximo de procesamiento de la recompensa por aquí y las mismas alertas de aburrimiento por allá”. El estudio comprobó que los patrones de respuesta neuronal estimulados por imágenes y videos coincidían entre amigos, comparados con personas que no se conocía.

Es como si una parte del cerebro se extendiera o duplicara de un campo magnético a otro, lo cual, reafirmaría los descubrimientos y señalamientos de la física cuántica.

Los hallazgos sorprendieron a los científicos que exploraron el cerebro de los participantes en la investigación. Al inicio se consideraba que las relaciones amistosas eran producto de solo una buena química, hoy con la tecnología se lograron apartar esos paradigmas repetitivos.

De pronto todo tiene sentido. Carolyn Parkinson, científica cognitiva de la Universidad de California en Los Ángeles explicó que los resultados “sugieren que los amigos son similares en cuanto a la forma en que ponen atención y procesan el mundo que los rodea, ese procesamiento compartido podría hacer que la gente se vincule más fácilmente y tenga el tipo de interacción social sin roces que puede ser tan gratificante”.

Después de conocer el lado A de las relaciones interpersonales, está obligado un segundo estudio para determinar qué características distinguen a un amigo de un conocido.

Se argumenta que las investigaciones surgen del interés científico por la naturaleza, la estructura y la evolución de la amistad. No se piense que el estudio tiene parentesco mercadológico; giremos la mirada hacia otra dirección, es evidente el daño que ocasiona a las personas el aislamiento, lo cual provoca una serie de problemas que ponen en riesgo la vida del individuo y la seguridad de quienes lo rodean. El precio emocional y físico genera pérdidas de autoestima, obesidad, desempleo, suicidios, depresión y agresividad injustificada.

El objetivo concreto de los científicos es descubrir las características que convierten a la amistad saludable y al aislamiento nocivo; por ello son fundamentales todas las pistas visibles. La intriga se extiende hacia los animales que forman relaciones con sus símiles, por decir los elefantes, delfines, primates y murciélagos vampiro.

Regresando a las relaciones humanas, para Nicholas Christakis, biosociólogo de la Universidad de Yale “el estudio sugiere que los amigos se parecen no solo de manera superficial, sino también en su estructura cerebral”. Hasta este momento las deducciones tienen soportes contundentes y estimulantes. Confiemos se extienda ese tipo de investigaciones que no son propias del ego o curiosidad de los científicos, todo trabajo de campo tiene la finalidad de solucionar un problema social.

*Comunicóloga y responsable del área de Imagen y Comunicación Institucional de la Universidad del Valle de Atemajac, Campus Puerto Vallarta.