Hablemos de Gentrificación en Puerto Vallarta
Educación y parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza
“La esperanza de un mundo seguro y habitable recae en disciplinados inconformistas que se dedican a la justicia, la paz y la fraternidad”.
M.L. King
Siendo un fenómeno de reciente interés de estudio en diversos lugares del mundo, la gentrificación no es un fenómeno realmente nuevo. Sí es un aspecto de la vida nómada del ser humano que tiene peculiaridades dignas de mención y estudio. Pero veamos, ¿qué es dicho fenómeno?
Pues bien, de la gentrificación podemos decir sencillamente que es el fenómeno social que se da cuando una población pudiente, desplaza a otra de menor poder adquisitivo de un lugar, dicho fenómeno es paulatino e inicia con el aumento de costos en los productos de consumo cotidiano hasta las viviendas del lugar.
Este fenómeno no es propio de algún continente, por igual está sucediendo en Europa, África, Asía y América, en nuestro país ha tomado tintes hasta violentos en estados como Oaxaca, dónde en algunas comunidades son conscientes de que productos cotidianos como un elote, han aumentado significativamente su valor, y que ello es producto de condiciones de mercado que posibilitan mayor poder de compra a un extranjero que llega con una moneda más fuerte que la nuestra.
En Puerto Vallarta, pareciera que el fenómeno no es digno ni siquiera de mención por parte de autoridad o de gobierno alguno, facilitando incluso que dicho fenómeno afecte cada vez mas a zonas o sectores de la población, y teniendo peculiaridades propias en comparación con otros lugares de México. ¿A qué peculiaridades nos referimos?
Por ejemplo, la economía de Vallarta esta basada primordialmente en el turismo, con ello los servicios e infraestructura cada día hacen parecer que solo lo importante es la población que llega a Vallarta y no la que ya vive aquí.
Otro aspecto o síntoma del fenómeno, es el énfasis que ponen los dueños y prestadores de servicios en que el comensal deba pagar a quien presta un servicio para completar un sueldo digno, el caso de los meseros y el personal que acompaña el servicio (cocineros, garroteros, etc.)
De igual manera, los sectores empresariales parecen no tener límites y desean cada vez más gente en Vallarta, olvidando que los destinos turísticos igual tienen una capacidad de carga, que, al ser desbordada, expone problemas y necesidades no resueltas, como el de servicios básicos para la población (agua, drenaje, seguridad, salud, entre otros).
Es lamentable que sea más fácil adquirir una vivienda para u extranjero que para un trabajador local, que por mas años que lo intente, será muy complicado tener una propia vivienda o incluso un terreno. Se ha logrado dar la vuelta a las leyes nacionales para que los extranjeros ahora puedan ser dueños de la tierra o propiedades.
Con estos antecedentes, no estoy señalando un rechazo ni odio a los extranjeros, nada más alejado de la realidad, pretendo entender el fenómeno de la gentrificación, para que en un marco normativo legal y con actitudes positivas socioculturales, podamos vivir en una coexistencia sana que nos permita un desarrollo humano a todos, incluidos los extranjeros, pero sin socavar las garantías y derechos humanos íntegros de los nacionales.
Las recientes fricciones entre negocios nacionales y vecinos extranjeros en Puerto Vallarta, pueden ser la punta del “Iceberg” en un conflicto de intereses que puede escalar a terrenos inimaginables, antes que ello suceda, se requiere hacer investigación de fondo sobre el fenómeno, y regularlo gubernamentalmente hasta dónde sea posible, como he señalado anteriormente, no es tarea fácil, ya que, en ciudades con mucho más turismo, el fenómeno está desbordando los servicios y regulaciones. Tapemos el pozo antes que el niño se ahogue.