Francisco, el Juglar de Dios

Voceros Incansables / Por: Félix Fernando Baños

“Francisco, el Juglar de Dios”

Esta escultura preside desde 1999 una rinconada construida en la calle Galeana, en su intersección oriente con la calle Hidalgo. Es un vaciado en bronce a la cera perdida, formado por una figura humana sentada sobre un cojín circular sostenido por un poste.  El conjunto que forman dichos elementos está patinado en café y puesto sobre una base circular, patinada en verde.

La rinconada es un proyecto del arquitecto Rafael Mijares Alcérreca, dispuesta para que “Francisco, el Juglar de Dios” fuera el centro de una banca corrida, que invita a la conversación de un grupo de amigos mientras se admira la puesta del sol.

Un joven desnudo, sentado sobre un banco, toca una flauta traversa, que sostiene con ambas manos y modula con sus dedos, inclinándola hacia abajo y a la derecha. La cabeza del joven está agachada y girada a su izquierda por el estado de ensimismamiento en que se encuentra. Por debajo del yelmo de olla que la cubre, sobresalen sus cabellos. La concentración en la música hace que cuerpo del flautista se arquee, y que abra las piernas. Mientras el pie izquierdo se planta en el suelo, el derecho lleva el ritmo de la melodía.

La firma del autor, maestro Ramiz Barquet, está en la base circular de la escultura, cerca del pie izquierdo del joven.

El yelmo o casco de olla fue el más usado por los guerreros en la Edad Media, en la que vivió Giovanni Francesco Bernardone, posteriormente conocido como San Francisco de Asís, a quien representa en su alegre juventud el maestro Ramiz Barquet, sirviéndole el casco como su atributo de identificación social, temporal y geográfica.

La escultura “Francisco, el Juglar de Dios” se instaló sobre un plinto rectangular de concreto enjarrado, cuyo lado poniente es semicircular, puesto al centro de la banca corrida. Un muro cóncavo de piedra de rostro, de alzado triangular, asciende por detrás a partir de las escalinatas en que se transforman ambas banquetas de la calle Galeana entre las calles de Hidalgo y Matamoros, como si fuera un telón de fondo, que sirve de espléndido marco a la escultura. Por cierto, el ápice de este muro cóncavo dialoga con el convexo del “muro pobre” del mirador situado unos metros arriba, tras el quiasma hecho por el descanso del primer tramo de las escalinatas.

En la placa de dedicación, anclada en el piso de la Rinconada de Galeana, se lee que la escultura fué donada por el restaurante “Las Palomas” y el señor Marco Moreno. Aunque no se dice específicamente que “Francisco, el Juglar de Dios” haya sido donado al H. Ayuntamiento, se sobreentiende, pues en la misma placa el H. Ayuntamiento aparece en primer lugar como uno de los creadores de la Rinconada, junto con los vecinos del sitio, que quizá deban considerarse, no como donantes de la escultura, pero sí de la obra civil de su emplazamiento en apoyo de la autoridad municipal.  

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