Finito Vs Infinito
Por: Cristina Gutiérrez Mar
cucus.cgm@gmail.com
He escrito cuentos extraños, lo que pienso, mi filosofía de vida e historias muy fumadas.
Quiero hacer una pausa y compartir con ustedes lo que significa para mí la cuaresma.
Dicen que la cuaresma es un tiempo de conversión. ¿Y eso qué significa? Será que debemos hacer sacrificios que nos cuesten trabajo; como no comer chocolate, dejar de fumar y levantarse temprano. En realidad va más allá; para mí, tiempo de conversión es meditar sobre lo finito que somos, es decir, como humanos tenemos un fin, sin embargo nuestro espíritu es infinito. Trascender de lo finito a lo infinito, no quedarse con lo humano.
¿Cuántas veces planeamos algo que nos dará alegría, como un viaje o una fiesta? Ponemos todo nuestro empeño, esfuerzo y hasta ahorros para llevarlo a cabo. Nos desgastamos para lograrlo. Al final, tenemos un lindo viaje o una hermosa fiesta. Sin embargo, se acaba, dura sólo un pequeño pedazo de tiempo. Y eso está bien, nos da alegría humana. ¿Qué tal si hiciéramos lo mismo para experimentar lo infinito? Lo que nunca se acaba, el reino de Dios, nuestro verdadero hogar.
Experimentar la experiencia aquí en la tierra. Confiar en todo lo que tengamos que pasar como humanos, lo bueno y lo malo.
Dejar: dejar de huir, dejar de pedir, dejar de darnos lástima, dejar lo que nos atormenta. Todos, absolutamente todos los humanos tenemos problemas, sufrimientos, enfermedades, debilidades, etc., pero así es la naturaleza nos guste o no. Entonces, experimentemos la experiencia de encontrar lo infinito en todo esto. ¿Difícil? ¡Por supuesto! Muy difícil, pero no imposible. ¡Qué complicado experimentar a Dios con una enfermedad!, sin embargo; confiemos, tengamos fe, porque al final, experimentarlo y conocerlo a Él nos llevará a nuestro origen infinitamente.
Todo lo que se nos ha dado son regalos, tenemos absoluta dependencia con Dios. Habrá personas que dirán que gracias a su esfuerzo y trabajo han logrado todo lo que tienen. Y es cierto, sólo que se les olvida que Él les dio la vida y los talentos para poder lograrlo.
¿Adoración? Adorar a Dios. Mucha gente dirá: ¿por qué habría de adorar a un Dios que ni siquiera veo? Pues, ¡sorpresa!, a Dios no le ayuda en nada adorarlo; nos sirve a nosotros. Dios no está postrado en una silla de oro deseando que lo adoren todo el tiempo. Él es quién es. Nosotros humanos sí que nos sirve; es nuestro encuentro con Él, nuestro acercamiento a sus brazos, engrandecernos y llenarnos de su amor. Somos parte de Él.
Respeto las religiones, pienso que cada religión tiene sus elementos de verdad. Como humanos preguntémonos, ¿deseo quedarme con lo finito? o ¿deseo la experiencia de lo infinito? Claro, ¿por qué no? Disfrutar lo finito y llegar al infinito.
Empieza con esto: “Querer – Querer”