En la sombrita, dame una sonrisa

Letras Sahumerias / Por M en E Marisú Ramírez Muñoz

A mi Madre Eloísa Muñoz Muñoz… De quien extrañaré su sonrisa eternamente.

A raíz de la pandemia del COVID-19 lo que más se ha extrañado –además de las personas que fueron víctimas de este padecimiento, claro está- es el poder de las sonrisas.

Si bien es cierto que con el uso prolongado del cubre-bocas, las personas reaprendimos a sonreír con la mirada, aun así se extraña esa bonita sensación humana de observar por doquier las sonrisas de las personas.

Por ello es importante señalar que debido a que los niveles de contagios de COVID-19 tienden a la baja, hasta casi desaparecer, la eliminación del uso obligatorio del cubre bocas tanto en espacios abiertos, como en lugares cerrados, se está dando de forma paulatina en varios estados de la República Mexicana, no así en Jalisco, donde aún es obligatoria esta medida.

Sin embargo, a pesar de obligatoriedad de las medidas que aún prevalecen, cada día se observa un mayor número de personas que ya no utilizan dicho objeto, por lo que es reconfortante poder observar nuevamente ese gesto que brinda mucha serenidad, como lo es la sonrisa en el rostro de las personas. En otras palabras, no existe nada más agradable, ya que las sonrisas en las personas actúan como un poderoso instrumento de medición de que todo está bien a nuestro alrededor.

Ahora bien, aunque se tiene la ilusión por la proximidad del día en que esta “prenda” sea eliminada de nuestros entornos, es importante señalar que también existe la posibilidad de que el cubre bocas se convierta en un objeto de uso continuado, esto debido a los altos índices de contaminación que prevalecen en el planeta. De continuar esta tendencia, entonces sí será muy complicado que volvamos a disfrutar de la poderosa energía que generan las sonrisas.

Ni que decir de que cada día los índices de radiación se elevan hasta valores nunca antes vistos, donde constantemente se lee la palabra “extrema” o en el mejor de los casos “muy alta”, por lo que además del cubrebocas se podría añadir otra prenda más para cubrir ahora también nuestras cabezas.

Al respecto, se puede observar por doquier que las personas buscan, y hasta discuten, por “una sombrita” para aliviar el calor -que apenas comienza- de sus cuerpos, de sus vehículos y propiedades; pero también se puede constatar que de forma generalizada ya casi nadie quiere tener árboles en sus entornos, porque requieren cuidados, por que tiran hojas o por que destruyen banquetas y hasta inmuebles. Pero lo que sí hacen estás personas es aprovechar la sombra de los árboles que nunca sembraron, cuidaron, ni protegieron en parques y jardines, tanto públicos como privados.

También es una pena que, en México, los parques y jardines públicos no cuenten con servicio de agua potable para su mantenimiento, ya que los pocos árboles que existen en ellos, sobreviven solamente con el agua del temporal de lluvias.  Y digo en México… porque Puerto Vallarta es la excepción ¿Verdad?

Es una pena que se haga alarde de la gran derrama económica que se vierte en el municipio, pero las zonas populares, aunque sí contribuyen con mano de obra calificada, no merecen ni un sólo parque digno en sus colonias. Ni que decir de los servicios públicos básicos.

Por todo lo anterior, mejor volvamos a sonreír a todos, pero más a la vida, recordemos que la sonrisa es lo más contagioso que existe en el mundo. Es urgente que plantemos árboles, árboles y más árboles. Esto, además de brindarnos una gran satisfacción de restablecer nuestro hábitat, y con ello sanar un poco el ambiente, también nos hará sonreír de forma perenne y sinceramente, ya que nuestro medio ambiente será más agradable y libre de contaminantes y radiaciones nocivas.  http://letrassahumerias.blogspot.com/