El riesgo de las actividades físicas no supervisadas
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
En el ser humano, los signos vitales normales se encuentran en los siguientes rangos, la frecuencia cardiaca oscila entre 60 a 100 latidos por minuto, y la presión arterial 120/80mmHg, eso nos lo enseñan desde el colegio, sin embargo, algunas personas señalan que la frecuencia cardiaca por encima de los 90 latidos es de alto riesgo para padecer enfermedades de origen cardiovascular.
Es muy común ver gimnasios abiertos las 24 horas, sin embargo es importante mencionar que las actividades físicas no vigiladas por expertos hacen del ejercicio una actividad alto riesgo.
“R” varón de 32 años, probó por primera vez una bebida energética llamada C4 que le recomendaron para resistir más las rutinas durante su estancia en el gimnasio. De complexión gruesa, cuello corto móvil con múltiples verrugas (acrocordones) y descendencia de ambos padres diabéticos, le pareció acertada la propuesta, ingirió la bebida de un solo trago, e inicio con la bicicleta, a los 5 minutos ya no pudo, inició con temblor distal de manos, pies y sensación de dificultad al respirar.
A su llegada al hospital dijo sentirse muy mal, lo acompañó una guapa mujer que no era su pareja, agregó que sus actividades en el gimnasio no eran tan frecuentes; lo que destacó en sus signos vitales era su frecuencia cardiaca por encima de los 150 latidos por minuto, y una presión arterial de 149/95 mmHg. El paciente refirió sentir que su corazón se le iba a salir por el cuello o por su boca.
Ya una vez descartado que fue la bebida energizante la causante de su mal, se decidió ingresarlo a observación en urgencias, previa toma de una tableta de alprazolam misma que con mucha dificultad tomó con ambas manos, pues presentaba un temblor franco y grotesco, al grado de no poder sostener el envase del agua para tomarse la pastilla.
Estas y otras sustancias han estado de moda desde las últimas dos décadas, sustancias que nos venden por una enorme y millonaria publicidad engañosa, sin un control previo por la COFEPRIS, coexistiendo una infinidad de productos dañinos que afectan directamente al cuerpo de quienes los usan provocando hipertensión secundaria por consecuente infartos al corazón.
Esta situación no se documenta en televisión nacional, como lo sucedido en aquella mujer que levanto tres veces más su peso corporal, quien terminó con la barra de la pesa por encima del cuello provocando ruptura del canal medular y muerte instantánea.
Están llegando a la consulta externa, jóvenes con cuerpos atléticos enfermos de hipertensión arterial, muy probablemente secundaria al consumo de productos detonantes o cardio estimulantes sin un factor heredofamiliar claro, en el cual se evidencia el consumo de las sustancias psicoactivas como lo sucedido en esta situación.
Hace unos meses se documentó el caso de un trabajador de una ferretería local con horario laboral vespertino, durante la mañana realizaba asesorías en un gimnasio donde entrenaba a otras personas. Acudió al consultorio acompañando a su pareja por un control de embarazo, solicitó se le tomara su presión arterial por una sensación de opresión en tórax que se incrementaba al esfuerzo físico, resultó con una presión arterial de 190/110 mmHg, al comentarle el alto riesgo que representaban sus actividades físicas-deportivas, el susodicho argumentó que no sentía absolutamente nada sin actividad física, demostrando una hipertensión de larga evolución por lo adaptado de su cuerpo a manejar cifras tensionales altas.
Es ésta la situación que hace del ejercicio no supervisado una práctica de riesgo, idealmente se debe de iniciar el ejercicio de forma paulatina aun y si tuviera un peso de 70 kilos y una talla de 1.70, el riesgo es importante por el alto porcentaje de obesidad asociado a sedentarismo, la publicidad de productos engañosos es un enorme mercado laboral que crece brutalmente sin que nadie lo controle, favoreciendo a un daño cardiovascular permanente.