El origen de los primeros contactos en la prehistoria
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia
Narrativa de Don Enrique González, prominente empresario futurista de Monterrey con sentido común.
Cuando el hombre no sabía qué hacer con el fuego que ocasionaban los rayos al caer sobre los árboles, cargaban los pedazos de maderas en llamas hasta que los carbones se apagaran entre ellos mismos, eran nómadas y viajaban en manadas, comían carne en su gran mayoría cruda, en otras ocasiones, la secaban al sol y las mujeres eran quienes las masticaban para hacer pequeños pedazos.
Al descubrir qué podían hacer con el carbón, el fuego fue uno de los primeros pasos para iniciar con las aglutinaciones humanas llamadas hoy en día los “hacinamientos humanos”. Después, descubrieron que podían cocinar la carne fresca, e iniciaron a compartirla con los animales que podían domesticar, entre ellos, los perros, con quienes al final de la noche dormían juntos en cuevas con otros animales, entre ellos, las ratas. Ahí fue donde, al mezclarse entre ellos mismos, al vivir aglutinados, compartían bacterias y virus, los pequeños contagios los compartían con el resto de los animales domésticos y los nativos propios del lugar donde habitaban.
Al descubrir la agricultura, la gran mayoría dejó de ser nómada para asentarse en espacios donde podrían cosechar, iniciaron las grandes colonizaciones. La agricultura fue otro gran descubrimiento que propicio los contactos y las epidemias, pues lograban que muchos se interesaran por los resultados de sus cosechas, provocando una avalancha de grandes civilizaciones, y el advenimiento de nuevas enfermedades más contagiosas y mortales, como la influenza y la peste, originada por el desperdicio de estas grandes colonias, lo cual atrajo a roedores que se fueron domesticando poco a poco.
La tuberculosis y la lepra (bacilos acido alcohol resistentes), estas dos últimas bacterias nunca han dejado a la humanidad y se han descubierto en fósiles humanos.
Cuando pudieron controlar el agua, para el aseo y consumo, nuestros antecesores experimentaban gastroenteritis bacterianas y virales. Eran grandes dolores abdominales y datos de deshidratación que terminaban con los más débiles y desprotegidos, como un gran filtrado humano, quienes entendían de la pureza del origen para su consumo sobrevivió, sin embargo, la práctica deshonesta para su consumo continuo vigente hasta la fecha.
Cuando la rabia sea una enfermedad que no se pueda controlar, será una gran derrota para el ser humano. La rabia ha sobrevivido desde hace siglos, vive aquí en el monte, entre los pequeños roedores y animales domésticos completamente asintomáticos.
Es fatal en el ser humano, con una alta mortalidad cercana al 100%, es muy probable que ya hayamos convivido sin darnos cuenta del gran peligro, ya que existen reservorios naturales en los animales. Es por esa situación, que un caso de rabia en el país es sinónimo de un mal sistema de vigilancia epidemiológica nacional, aunque sean esporádicos, no deja de ser un mal augurio para la supervivencia humana, quiere decir que dejamos de realizar prevención y vigilancia, cada vez se escuchan más casos aislados en América Latina y aquí en nuestro México.