El Centenario de la Parroquia de Guadalupe – I
Por Félix Fernando Baños
En el primer Libro de Gobierno de la Parroquia de Guadalupe, quedó asentado el procedimiento seguido hace cien años para convertir en parroquia la que hasta entonces había sido vicaría del Puerto de Las Peñas, dependiente de la parroquia de San Sebastián Mártir, que ahora es San Sebastián del Oeste.
El Procedimiento
El 24 de enero de 1921, los Vicarios Gobernadores de la diócesis de Tepic, F. Francisco Zenteno y Agustín Magaña, iniciaron el cumplimiento a la decisión del obispo, doctor Manuel Azpeitia y Palomar, de desmembrar a Las Peñas de San Sebastián, ordenando la investigación canónica correspondiente. Con ese propósito, enviaron oficios al párroco de San Sebastián Mártir, señor cura Francisco Ayala, quien ya residía en el Puerto de Las Peñas, así como a su vicario cooperador, P. Martiniano Cordero, que seguía atendiendo San Sebastián.
Ocho fueron las preguntas enviadas por los Vicarios Gobernadores en nombre del obispo.
La primera quería saber si existía en el Puerto de las Peñas un templo adecuado, provisto de los objetos necesarios para la celebración de la misa. El P. Ayala contestó que el templo no estaba a la altura “de la categoría del pueblo”, pero que en 1918 se había empezado la construcción del edificio actual. Los ornamentos y demás equipamiento litúrgico eran del mínimo requerido; inclusive uno de los cálices, de plata dorada, pertenecía a San Sebastián Mártir, cuyo inventario, por el contrario, era muy amplio, como correspondía a una iglesia antigua, asentada en un real minero, bien organizada y hasta con efectos no esenciales para el culto. Ese inventario, con el valor monetario asignado a la mayor parte de sus entradas, se había registrado el 24 de noviembre de 1917 ante las autoridades municipales de San Sebastián del Oeste.
La segunda pregunta quería establecer la distancia existente entre San Sebastián del Oeste y el Puerto de Las Peñas. El P. Ayala contestó que eran aproximadamente treinta leguas, que se recorrían en quince horas a caballo. El P. Cordero contestó que eran noventa y dos kilómetros.
La tercera investigaba si era fácil la comunicación entre la parroquia y la vicaría. La respuesta unánime fue: No. Las poblaciones estaban distantes y el camino era difícil, sobre todo en tiempo de lluvias, ya que se formaban lodazales en los planes de la costa, desapareciendo los vados debido al caudal que arrastraban el arroyo del Remate, el río Mascota y el arroyo de Zapotán.
La cuarta pregunta se refería a la población. El P. Ayala contestó que había aproximadamente ocho mil habitantes en Las Peñas, que aumentaban hasta once mil en tiempo de secas. San Sebastián no tenía esa población flotante, y si el Puerto de Las Peñas se volvía parroquia, la población de la de San Sebastián se reduciría a cinco mil habitantes, según el P. Cordero.
Contestando a la quinta pregunta, el P. Ayala recordó a los Vicarios Gobernadores que ya les había enviado antes dos planos, uno de toda la parroquia de San Sebastián Mártir y otro con el proyecto de desmembramiento de Las Peñas. El P. Cordero les remitió un croquis sobre los mismos conceptos.