Don José Guadalupe Sánchez Torres

  • 172 Años de la Fundación de Puerto Vallarta en la Bahía de Banderas

Por: Víctor Hugo Ochoa

Originario de la población costeña de Cihuatlán, Jalisco, llegó a la edad de 19 años junto con su esposa de 15. Vivieron en Puerto Vallarta durante 75 años, y murió a los 94 años.

Para entender el valor y la dimensión de un hombre es necesario apreciar y valorar la importancia y el legado de sus obras. Así como el legado que custodiaron y mantuvieron con cuidado y protección (Vallartense es el que ama y cuida a Puerto Vallarta).

Antecedentes

Pueblos Originarios

Desde tiempos prehispánicos, durante la colonia y hasta el siglo XX, Puerto Vallarta y la región circundante (antes Nueva Galicia), representativa de la costa norte de Jalisco, conformaban un enclave de difícil acceso. Esto permitió mantener intacta su belleza, recursos y esplendor, así como la integridad de sus pobladores originarios, conservando un sistema ecológico que les brindaba una identidad y desarrollo singulares, alejados del desarrollo de Mesoamérica.

Los pueblos originarios de la Bahía de Banderas se ubicaban en dos zonas: la parte serrana y la costera. En la parte serrana se originaban los coras y huicholes o Indios Banderas (muwieries) y en la parte costera las culturas Aztatlán, Capacha, etcétera. Estas culturas destacan por sus tumbas de tiro y su rica y refinada orfebrería y joyería, insuficientemente estudiadas.

Hay 117 sitios prehispánicos y un Centro Ceremonial en la delegación de Ixtapa, en Puerto Vallarta, además de petroglifos de gran riqueza en los poblados serranos y costeros. Los vestigios prehispánicos refieren un comercio entre la costa y la sierra para la comercialización a nivel continental de elementos sagrados y medicinales por la costa del Pacífico desde el sur de América (Incas, etc.) y con las culturas del sur de EE.UU., antes pertenecientes a México.

En la costa sur de Jalisco habitaban los Indios Cocas (chichimecas) y la región de Cihualtalpan o de las mujeres guerreras en Cihuatlán, así como la incursión de Tarascos por la región norte costera de la Bahía de Banderas. Cabe señalar que desde tiempos prehispánicos está demostrado con vestigios un comercio continental, encontrándose un sacerdote Inca en el Panteón denominado “El Pantano” en Mascota, Jalisco (Joseph Mountjoy, Otto Schöndube).

México colonial, independiente y moderno

A la llegada de los españoles a Bahía de Banderas, encontraron a 20,000 indígenas ricamente ataviados y con una cultura vigorosa. Estos indígenas se refugiaron en la montaña y migraron, sumándose con el tiempo a las actividades de la agricultura y la minería.

Un paraíso escondido de belleza sin igual y su valor en la historia

La población de Las Peñas de Santa María de Guadalupe, hoy Puerto Vallarta, fue y sigue siendo un lugar mágico. En sus inicios fue insólito e inhóspito, paradisiaco, con ricos y maravillosos recursos, rodeado de montañas y selva (Sierras: Cuale, San Sebastián del Oeste y la Sierra Madre Occidental) y enclavado en una gran bahía del Pacífico mexicano (la séptima más bella y grande del mundo, perteneciente al Club de las 100 Bahías más bellas del mundo). Los monumentos naturales que le dieron origen, las Peñas de Mismaloya, siguen siendo un lugar emblemático de referencia.

En sus inicios fue identificada por los españoles como La Bahía de Banderas, ya que a su llegada fueron recibidos por un pueblo originario que utilizaba muwieries, que interpretaron como banderas en sus manos, o de las Jorobadas debido al gran número de ballenas jorobadas (yubartas) en la bahía. Desde la llegada de los españoles y durante la época colonial, la Bahía de Banderas y el poblado original de las Peñas de Santa María de Guadalupe era de difícil acceso, ya que solo se podía llegar por caminos entre la Sierra Madre Occidental (por el río Cuale, Palo María o el Camino Real del Tuito a Talpa) o por mar, a través de las costas de Jalisco y Nayarit, por el Pacífico mexicano.

Esto propició que Puerto Vallarta generara su propia cultura e identidad, proveniente de los pueblos serranos y costeros de Jalisco, ya que por mucho tiempo se mantuvo aislado por su geografía natural. Esta influencia serrana de los ancestros originarios de Mascota, San Sebastián del Oeste y Talpa, con los cuales se estableció una relación comercial y de recreo, a través de las márgenes de los ríos Ameca, Pitillal, Mascota y sus caminos, y primordialmente del río Cuale, y por la costa con Cabo Corrientes, Tomatlán, Cihuatlán y los pueblos costeros de la costa sur de Jalisco, hoy Costa Alegre. Las carreteras hacia el norte de Puerto Vallarta se introdujeron hasta 1969 y hacia el sur en 1971.

Incursiones a la Bahía de Banderas

Por su posición geográfica y dado que los colonizadores españoles buscaban un lugar para elegir un puerto para embarcarse al comercio hacia Filipinas y China (Nao de China), llegaron a incursionar en la bahía, lo que atrajo a un gran número de piratas y exploradores, eligiendo para desarrollar como puerto para tal fin a San Blas (Fuerte) y Acapulco. Esto mantuvo a nuestra ciudad poco transitada y originó el comercio furtivo de mercancías y minerales y la acción de los piratas en la región.

El 14 de julio de 1884, Las Peñas se abrió al tráfico marítimo como Puerto de Cabotaje, cambiándole el nombre al de Puerto de Peñas. Hasta 1886 se instaló la primera sección aduanera para regularizar el comercio y en 1918 se decretó como puerto de altura, elevando la población a municipio con el nombre de Puerto Vallarta. Mucho oro y plata se sacaban en barcos de contrabando (Manuel Andrade).

Actividades Económicas que Detonaron la Población de Puerto Vallarta

(Minería, Comercio por Mar y Tierra, Pesca, Agricultura, Ganadería)

En 1851, el alemán Julio Enrique Blume adquirió una parte en la mina de San Rafael, perteneciente al mineral de El Cuale (población que en 1843 tenía 2,135 habitantes y un juzgado de paz). Blume era considerado uno de los comerciantes más destacados e importador de productos traídos desde el Puerto de San Blas en los años 1830 y 1840. Esta mina fue adquirida por la Compañía Minera “La Unión en Cuale”, constituida el 17 de julio de 1854, cuyos propietarios eran José de Jesús Camarena, Nicolás Remus, Norberto Vallarta y Luciano Gómez, mencionados en las escrituras de su constitución, bajo el liderazgo de José de Jesús Camarena (Diputado).

Años después, en 1899, Alfred W. Geist adquirió el 90% de la Compañía Minera Unión en Cuale y sus terrenos, que incluían la población de Puerto Vallarta (cerca de 60,000 hectáreas, extendiéndose desde la población minera Unión del Cuale hasta la Bahía de Banderas). La adquisición y constitución de la Minera tenía el propósito de habilitar un puerto que permitiera el traslado y comercialización de maquinarias y herramientas para la minería, sal para la extracción de la plata, abarrotes y otros objetos como ropa, vinos, muebles y otros productos para la población serrana.

Particularmente para los pueblos mineros en la sierra de Jalisco: San Sebastián del Oeste, Mascota y Talpa. Estos constituían la región más preponderante en la extracción del oro y plata de la Nueva Galicia desde 1542, que requerían como insumo la sal. El acceso a los pueblos mineros en la serranía desde la Bahía de Banderas era a través de caminos que cruzaban la selva en la sierra del Cuale y la Sierra Madre Occidental, incluyendo el poblado de El Cuale de Talpa de Allende, cuyo acceso era por los caminos aledaños al río Cuale, de Palo María y el Camino Real de Talpa al Tuito.

Origen

La fecha oficial de la fundación del Puerto de las Peñas (Puerto Vallarta) es el 12 de diciembre de 1851, por Guadalupe Sánchez Torres (comerciante de sal) con su esposa Ambrosia Carrillo y algunos amigos como Cenobio Joya, Apolonio de Robles, Cleofas Peña y Martín Andrade, entre otros. Guadalupe Sánchez y su familia se asentaron en la ribera del río Cuale próximo a la desembocadura. Junto a ellos, otras familias iniciaron el poblado de Las Peñas (de San Sebastián y Mascota) estableciendo una dependencia de la población de Cuale y un comercio marítimo con Tomatlán, San Blas y otras poblaciones ribereñas del Pacífico.

Los hijos y nietos de Guadalupe Sánchez, debido a la posición estratégica del puerto y las condiciones geográficas de la bahía, extendieron el comercio marítimo y desarrollaron un comercio local desde la Sierra del Cuale hasta la costa del Pacífico, incluyendo el comercio furtivo. La salida y llegada de mercancías y productos se realizaba en pangas (embarcaciones menores) y navíos que salían de la playa de Las Peñas.