Cuando el tiempo nos alcanza

Humberto Famanía Ortega

Somos nosotros mismos quienes limitamos el tiempo, es por eso que no lo apreciamos

A través del tiempo, he llegado a la conclusión de que se torna más interesante la vida cuando reflexionas a profundidad lo que has hecho y lo que no, mirando sus causas y sus efectos. Cuando eres niño y tienes unos padres responsables de tu conducción por la vida, sientes el apoyo y el cariño que te dan más seguridad, y es en esta época cuando fincas tus verdaderos valores. ¡Cuántos recuerdos surcan en mi mente!, y ahora agradezco con devoción a mi familia, maestros y amigos sus sabios consejos en mi formación.

El tiempo lo dice todo, porque es el que marca nuestro paso por la vida, y es tan exacto, que por eso existe el día y la noche, las horas, minutos y segundos. Muchas veces no las aprovechamos, porque en nuestra conciencia todavía no dimensionamos el valor de su esencia. A medida que crecemos, nos damos cuenta del tiempo desaprovechado, y de la dura realidad que ya no regresa, en eso brota la nostalgia, llegando tarde para corregir situaciones que nos producen muchas de las veces arrepentimiento.

Ahora nos queda el ser felices, aprovechando el tiempo con mucha generosidad. Evidentemente, la felicidad tiene que ver más con la tranquilidad, la plenitud, la ética, la realización, la bondad, la paz, el equilibrio y sobre todo el sentido de la vida. Nosotros somos los únicos responsables del destino que deseamos darle a nuestro peregrinar por la vida. Debemos constantemente reflexionar sobre las actividades que ejercemos para sobrevivir, tomando en cuenta que nuestra productividad sea progresiva sin descuidar la salud de nuestro cuerpo en todos sus aspectos.

Somos nosotros mismos quienes limitamos el tiempo, es por eso que no lo apreciamos, es muy común el decir, “no tengo tiempo” cuando queremos desviarnos, por obvias razones necesitamos que transcurra de inmediato. ¿Cuántas veces queremos ser quienes decidan dar tiempo al tiempo?, como dice una canción, siento que lo importante será siempre apreciarlo para poder sacarle provecho, y así no perder el sentido de ubicación para no fomentar los desequilibrios de nuestras emociones.

Es urgente que nuestros pueblos conozcan la existencia de Dios, y el inmenso amor que tiene por el ser humano, criatura suya; que sepan de su poder salvador y liberador, así como por su permanencia en todas las realidades de la vida; presencia que alienta al ser humano con su gran esperanza, consuelo de los afligidos, animo a los fatigados y paz para los que sufren por la violencia. Esto es perder el tiempo, que fue creado para uso y disfrute de la humanidad, este regalo de Dios viene a darle fortaleza a nuestra existencia, conduciéndonos por los senderos que nos guían hacia una vida plena.

Amemos a nuestros semejantes, disfrutemos como si fuera el último día de nuestra existencia, tengamos una convivencia más sana con la naturaleza, respetándola para que cumpla con su misión. Somos seres creados a imagen y semejanza del Creador, no lo olvidemos, al contrario, tengámoslo presente a cada instante.

Recuerdo una bella canción que dice: Sabia virtud de conocer el tiempo, a tiempo amar sin desatarse a tiempo, como dice el refrán dar tiempo al tiempo.