Coyuntura económica y política en México

Hablemos en serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.

La estrategia macroeconómica del presidente López Obrador le ha permitido mantener una menor inflación

México se encuentra inmerso en un ambiente económico y político global, en el que la guerra en Ucrania y los resabios del Covid-19, han provocado un reordenamiento geopolítico, una escasez de productos y un fenómeno inflacionario en todo el mundo. Ante las elevadas tasas de inflación, inclusive en las economías más desarrolladas, los gobiernos se están viendo obligados a instrumentar políticas monetarias o fiscales para evitar caer en recesión.

Aunque algunos economistas recomiendan elevar las tasas de interés para frenar el aumento de precios, ello significaría un incremento en el costo del financiamiento de las empresas y una posible parálisis del aparato productivo que aceleraría la crisis económica. En ese escenario, nuestro país se vería obligado a elevar también sus tasas de interés o a seguir instrumentando una política fiscal que frene el aumento de precios por escasez de oferta.

El dilema de la economía mundial es, por lo tanto, seguir la estrategia neoliberal de elevar las tasas de interés o aplicar las recetas keynesianas de política fiscal.  Por eso, la estrategia del gobierno mexicano de eliminar temporalmente los impuestos a las gasolinas, no elevar cuotas y tarifas del sector público, así como eliminar los aranceles a las importaciones de bienes de consumo de la canasta básica; han significado  los mejores instrumentos de política para el control interno de la inflación.

Bien que mal, hasta ahora, la estrategia macroeconómica del presidente López Obrador le ha permitido mantener una menor inflación, comparada con la de Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil o Argentina; hechos que se reflejan en la estabilidad del peso frente al dólar, en  una menor caída de la Bolsa Mexicana de Valores frente a otras del mundo y un crecimiento económico del 5.0% en 2021 (INEGI), en la plenitud de la pandemia.

Este escenario, al igual que el escenario político, han contribuido a que López Obrador tenga a estas alturas la más alta popularidad, comparado con sus antecesores en México y con otros mandatarios del mundo; siendo considerado el segundo presidente mejor evaluado a nivel  mundial  (67%, después del 76% de Narendra Modi de India) y con un grado de aceptación del 62 % entre la población del país.

A ello han contribuido no sólo los programas sociales o las iniciativas de reformas que están siendo frenadas por la oposición, sino también al liderazgo que paralelamente ejerce con Estados Unidos en nuestro continente.

Tanto su pronunciamiento del combate mundial a la corrupción y la pobreza en el seno del Consejo de Seguridad de la ONU, como sus propuestas de modernizar o reemplazar la Organización de Estados Americanos (OEA) en la Cumbre de la CELAC y la conformación de un bloque continental frente a la expansión comercial de China en la Cumbre de Líderes del Norte, así como su reciente postura frente a la exclusión de Venezuela, Nicaragua y Cuba de la próxima Cumbre de las Américas en Los Ángeles; le han valido el reconocimiento de su liderazgo internacional en Estados Unidos, Centro América y  otros países del continente.

Aunque sus opositores se nieguen a reconocer estos aciertos, la realidad es que la economía Mexicana no se está derrumbando, como afirman sus detractores. El prestigio del presidente de México se encuentra en lo más alto por su inclinación al nacionalismo económico, por la defensa de la soberanía, la inclusión y la autodeterminación de los pueblos del mundo; así como por su clara convicción de construir un bloque comercial continental para generar empleos, detener la emigración y  evitar la debacle de la economía norteamericana frente al avance comercial de China y el amenazante poderío militar de Rusia.

La participación de esos tres países en la próxima reunión Cumbre de las Américas, puede significar la oportunidad para el presidente Biden de fortalecer su liderazgo en el continente, la posibilidad de dialogar y propiciar el efecto emulación para instaurar nuevas formas de gobierno en el continente sin necesidad del sometimiento social.

Por eso, la participación de todos los países del continente en dicha cumbre puede abrir un nuevo diálogo para acordar nuevas formas de cooperación y de gobierno en favor de la democracia e inclusive, podría favorecer el fortalecimiento de los demócratas frente a la amenaza del retorno de Donald Trump en las próximas elecciones presidenciales de Los Estados Unidos