Conformismo – Resignación

Los mexicanos no seremos jamás peones de ningún tablero. Se tiene la energía social necesaria ante cualquier contratiempo, esto ha quedado demostrado en tragedias y solidaridad otorgada

Letras Sahumerias

A través de su vida los seres vivos crean energías, el conformismo y la resignación van de la mano.

La conciencia humana dicta y el ser material acata y actúa sobre la naturaleza –en casos muy contados reflexiona a profundidad– el objetivo es transformarla, no permanecer estático ante los avatares.

No tengo duda sobre lo maravilloso de las actitudes positivas dirigidas al servicio de su prójimo, lo acompañan en situaciones aciagas y de felicidad o actos filantrópicos, todo se celebra en su dimensión exacta, aún con recursos limitados ahí están en apoyo abierto y altamente generoso.

No es una apología las personas útiles, porque conformarse con ser rico entre millones de pobres no restringe la caridad ni desemboca en frivolidad cuando hay suficiente conciencia del bien, no se trata de crear modelos existenciales frente a los demás que se debaten en espacios de sobrevivencia o tienen como respaldo la tranquilidad del conformismo, raíz para mí de los más crueles excesos negativos.

Ahora, como antaño, lo prioritario es moverse para salir de nimiedades y tener suficiente conciencia de lo negativo que resultan el conformismo y la resignación; mi reflexión es en el sentido de ver al ocio y la pobreza como causas finales del derrumbe de ilusiones, si esto fuera al contrario nuestro México estaría en otro escenario, menos complicado y con amplias expectativas para su desarrollo.

Realmente sería maravilloso sacudirse estos dos males (conformismo y resignación) anteponer el bien común, dar la espalda al desgaste provocado por el abandono de oportunidades, esas que no se buscan y se les pretende encontrar a la vuelta de la esquina. Nunca estarán ahí, hasta me parece que se ocultan a propósito para demostrar que los mexicanos somos valientes, solidarios, sabios y con un pasado cultural a toda prueba. Su tenacidad no está en los libros y no es producto de este siglo, viene de atrás, es histórica y está en el corazón de cada ciudadano.

Para demostrar nuestra vena de heroísmo solamente bastaría mirar un poco a nuestros antepasados, ellos fueron severos con sus procedimientos, jamás traidores a su esencia perseverante con futuro y camino de progreso permanente. De ahí mi comentario, sus bases indeclinables serán por siempre la fe, la mejor actitud y el sentido común fuera de conformismos y resignación a detener.

En estos momentos se definirán las circunstancias para mejorar nuestra calidad de vida, desde mi punto de vista debe redescubrirse, aflorar el sentimiento transformacional, dar fuerza a nuestras acciones ciudadanas sin espejismos y siempre fuera del conformarse y resignarse, eso no lleva a buen puerto, sino al auto engaño.

Los mexicanos no seremos jamás peones de ningún tablero. Se tiene la energía social necesaria ante cualquier contratiempo, esto ha quedado demostrado en tragedias y solidaridad otorgada. México es ejemplar y se reproduce para el bien colectivo con objetivos comunes, por tal es imponderable mantener la fortaleza ante lo que llegue, así como anteponer la sabiduría.

Importante es recordar las motivadoras palabras de la Madre Teresa de Calcuta “No te detengas” Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años… Pero lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad. Tu espíritu es el plumero de cualquier telaraña. Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés vivo, siéntete vivo. Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo. No vivas de fotos amarillas… Sigue, aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que, en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el bastón… ¡Pero nunca te detengas!

Por ello, se tendrá que desempolvar el alma como diría en alguna ocasión William Shakespeare –palabras más menos– …blindar las virtudes y hacer gala de ellas para engrandecer a todos los que las practican con ímpetu y coraje. masryram@msn.com