Condolandia

La Ciudad Imaginada / Por: Dr. José Alfonso Baños Francia

Con la llegada del siglo XXI, comenzó a fraguarse un auge de emprendimientos de vivienda para uso turístico con mucha densidad y altura.

La vivienda para uso turístico forma parte de la oferta en los destinos recreativos a nivel mundial al integrar uno de los elementos clave de la actividad: el hospedaje, el cual ha sido facilitado mayoritariamente por la modalidad hotelera pero que se complementa con unidades de tiempo fijo.

Si analizamos la trayectoria de Puerto Vallarta, veremos como desde los albores de la vocación turística, se edificó vivienda para quienes querían y podían pasar temporadas largas en la localidad. Uno de sus primeros promotores fue Freddy Romero, quien desde 1949 comenzó su fructífera carrera como diseñador, construyendo casas con sabor propio gracias al uso de materiales y recurriendo a una escala empática con el caserío existente de estilo serrano.

A partir de la década de 1970, encontramos tres desarrollos emblemáticos en este segmento: el primero, son los apartamentos Patricia, ubicados en Versalles; el segundo, el conjunto de Los Tules, emplazado en la Zona Hotelera Norte y proyectado por el célebre despacho tapatío Gómez Vázquez Aldana. Finalmente, está Las Gemelas, en el sur del litoral, edificación que cuenta con 5 torres que se desplantan en más de 15 niveles, alterando el paisaje natural de la zona.

Con la llegada del siglo XXI, comenzó a fraguarse un auge de emprendimientos de vivienda para uso turístico con mucha densidad y altura. Uno de los iniciales fue Bay View Grand en Marina Vallarta, cambiando el uso hotelero consignado en el Plan Maestro de la colonia para tornarlo en habitacional. Adicionalmente llegarían otras torres de 25 niveles de altura, como Grand Venetian, Península e Icon. En todos estos ejemplos, fueron violentados los instrumentos de planeación urbana vigentes, en particular en lo referente a la altura y el número de unidades posibles. Este movimiento terminaría abruptamente por la crisis económica vinculado al sector inmobiliario estadounidense en 2008.

Algunos años después surgirían las plataformas de hospedaje digital teniendo a la empresa Airbnb como su emblema, proceso que ha transformado radicalmente la forma de hacer turismo. En nuestro puerto, ello implicó un poderoso agente que ha dado vida a la masiva edificación de torres departamentales en lugares como Zona Romántica, Versalles o Marina Vallarta.

Como en ocasiones anteriores, se modificaron discrecionalmente las normas de control urbanísticas con el objetivo de obtener más departamentos a ser vendidos. El principal truco estuvo en alterar el Índice de Vivienda (o Edificación), que es una fórmula para determinar el número de unidades privativas consignado en cada predio. Ello ha implicado severas tensiones en la dotación de servicios básicos (como luz, agua y drenaje), complicaciones en la movilidad y especulación, complicando el acceso a la vivienda para la gente local.

A pesar de que se comenta de un descenso en las ventas de departamentos en la región, siguen apareciendo nuevos emprendimientos residenciales que no parecen corresponder con la dinámica del mercado inmobiliario. La geografía vallartense (y metropolitana) luce como una enorme “condolandia” de oropel y tablaroca, poniendo en entredicho el paisaje local y su viabilidad turística.