Apuntes para la salud mental en Puerto Vallarta

Educación y parentalidad / Por: Dr. Jesús Cabral Araiza

No hay gobierno eficiente ni suficiente sin una sociedad comprometida con sus necesidades y soluciones

“El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.” — Daniel Goleman

Pareciera contradictorio que alguien que vive fuera de este llamado “paraíso vacacional” pudiera pensar que la salud mental está resuelta favorablemente para quienes habitamos en esta ciudad y región. Pero nada más alejado de la realidad. Entre estos apuntes, conviene señalar algunos factores externos e internos que no facilitan una condición de bienestar integral y, particularmente, mental.

En lo externo, encontramos, por ejemplo: la falta de espacios públicos suficientes y adecuadamente planeados para la recreación, socialización y esparcimiento de las personas en general; la carencia de salarios dignos para una población significativa que se dedica al servicio turístico pero que, con su ingreso, no puede disfrutar de los mismos beneficios que provee; las deficientes condiciones de los servicios públicos en muchas zonas —lamentables e insuficientes—, que en ocasiones privilegian a los extranjeros (por ejemplo, en el acceso al agua, la recolección de basura o las playas); la ausencia de acciones organizadas por parte del gobierno que contribuyan de manera real a una salud integral de la población —y que no se confundan con estrategias políticas para perpetuar al partido en turno—; así como un trabajo insuficiente para enfrentar la delincuencia y la circulación de sustancias psicoactivas que afectan a los jóvenes y las familias en general. A esto se suma la falta de espacios adecuados para las actividades deportivas que promuevan la salud física y mental de la población.

Si hablamos de las condiciones personales, observamos también carencias importantes: falta de orientación profesional en materia de salud mental; desconocimiento de las actividades y funciones de quienes se dedican a este ámbito en la región; ausencia de un directorio confiable de profesionales que ofrezcan atención accesible en lo económico; y, en muchos casos, una escasa voluntad de cambio para buscar ayuda en los pocos espacios adecuados que existen.

Ante este panorama poco alentador, vale la pena reflexionar: ¿qué hace Vallarta —gobierno y sociedad— para entender y atender a quien lo requiere, no solo el Día Mundial de la Salud Mental, sino todos los días? Tristemente, el panorama es desolador. Sin embargo, en el afán de contribuir con acciones positivas, propongo las siguientes medidas:

De parte de las instituciones de gobierno:

  1. Contratar más personal especializado en la atención del malestar psicológico en general y de las diversas etapas de la vida.
  2. Capacitar al personal existente para ofrecer un servicio de calidad y eficiente.
  3. Supervisar el trabajo y las acciones individuales e institucionales que contribuyan a la salud mental en la región.
  4. Establecer puentes y convenios de investigación y acción en favor de la prevención e intervención en salud mental para la población abierta.

De parte de la ciudadanía

  1. Ser congruente con su deseo de sanar, buscando ayuda profesional y realizando acciones personales que reflejen una verdadera voluntad de cambio hacia la salud propia y la de quienes la rodean.
  2. Buscar y aprovechar los espacios naturales y sociales que favorezcan la salud mental, e invitar a más personas a utilizarlos.
  3. Denunciar a los falsos o malos profesionistas que laboran con impunidad o usurpan funciones profesionales.
  4. Solicitar la creación de más espacios públicos para el deporte y la recreación que promuevan la salud mental, incluyendo actividades artísticas, de meditación o relajación.

Recordemos que no hay gobierno eficiente ni suficiente sin una sociedad comprometida con sus necesidades y soluciones.