Miedo al compromiso
Por: Demetrio Hernández Llamas
En el inicio de nuestras vidas, los seres humanos hemos experimentado quizás la sensación de no ser lo que el otro necesitaba, en la mayoría de los casos, es ante el amor hacia la madre o quien hizo las veces de ella. Esa puede ser la raíz en algunos casos del origen al temor a entregarse plenamente al amor de la pareja ya en la vida adulta, ese miedo puede procurar el evitamiento al compromiso de novios o de esposos, hay una especie de autoprotección para no vivir la sensación de vivir el abandono o el ser invadido por otros.
Se puede dar el caso de parejas o matrimonios de varios años, y sin embargo puede no haber una entrega plena por ambos o alguno de los miembros. El otro es otro y se corre el riesgo de ser herido, y muchos no quieren experimentarlo. Algunos temores provienen de nuestras primeras relaciones significativas, o de recientes rupturas.
Cuando llega el enamoramiento, no obstante a menudo no se puede dar cuenta clara de cómo se instaló, cuando se viven esos periodos parece que la razón y los cálculos simplemente se hacen imprecisos, digamos erráticos, pero surgen las ilusiones y se crea la idea de que ese objeto de amor es todo lo que se necesita, es cuando brota la inspiración para ser o realizar nuevos planes.
El compromiso, la entrega y el amor nos enfrenta a nuestra vulnerabilidad, por miedo a ella peleamos constantemente contra ella, añorando la invulnerabilidad, pero no hay salida si no aceptamos la fortaleza de reconocernos vulnerables. Así es como podemos evitar estar asustados, preocupados por lo que pueda pasar, y nos entregamos a lo que la vida trae, porque la vida pasa por donde quiere, no por donde nosotros queremos que pase.
Ser vulnerable no significa ser débil, ya que reconocerse como ser frágil requiere de mucha fuerza de voluntad humana y un nivel de madurez importante.
Vivir con el miedo al abandono genera mucha ansiedad, pero también la falta de entrega, esto limita la participación con el otro en la relación, puede frenar la intimidad e ir en detrimento de las parejas paulatinamente.
De igual manera puede suceder con el miedo a la invasión, que es temor subjetivo de dejar de ser uno mismo, es cuando se tiene necesidad de satisfacer primero al otro y se posterga la realización del propio deseo. Estas personas es probable que necesiten proveer, satisfacer, hacerse cargo del bienestar del otro, y esta preocupación por satisfacer el deseo del otro puede invadir de tal modo que finamente se termina por dejar de ser el mismo.
La alternativa es tolerar el disgusto del otro, poner límites y perder miedo a decir no cuando sea necesario. Es por ello pertinente trabajar con esta necesidad de control, nadie tiene el poder ni debiera buscar resolverle la vida al otro, no somos dueños de su felicidad, ni responsables de sus antiguas heridas internas.
Cuando entramos en el juego del enamoramiento, hay una tendencia por lo general a entregarse, a vivir para el otro, pero esto puede ser doloroso a veces, sobre todo si el otro no está en sintonía con ese sentimiento.
Comprometerse es tomar decisiones que requieren confianza en sí mismo y asumir el riesgo que depende de una motivación para el cambio, es perder un poco el control de nuestra vida.
Las personas con temor al compromiso avanzan poco en la vida, no consiguen realizar sus proyectos por miedo a una decisión importante, esta forma indecisa de ser, tendría que tomar conciencia que cada elección o el no elegir tiene costos y beneficios, cualquier opción trae sus consecuencias.
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