“Cuando Vallarta era pequeño, todo el mundo nos conocíamos …”: Cayo Curiel
Miguel Ángel Ocaña Reyes
Leocadio Curiel Montes nació el 20 de septiembre en la Yerbabuena municipio de Mascota Jalisco. Llegó a Puerto Vallarta con sus padres el 20 de diciembre de 1935 a los tres años de edad. Desde entonces se convirtió en uno de los forjadores de este destino, al conformar una de las familias más tradicionales y con mayor arraigo.
Comerciante desde pequeño, Don Cayo Curiel fue propietario de una de las tiendas de abarrotes más famosas y longevas de Puerto Vallarta, donde conoció a cientos, o quizá miles de personas a las que atendía y surtía de productos, conocimiento que hoy guarda y coparte al poseer una memoria privilegiada, capaz de contar infinidad de anécdotas que forjaron a la ciudad.
Poseedor de un espíritu altruista, Don Cayo Curiel fue fundador del Club de Pesca, del Circulo de la Amistad, y del Club de Leones, sociedad que construyó la escuela que hoy en día lleva el mismo nombre y que surgió cuando Puerto Vallarta más necesitaba una escuela para la creciente población de infantes.
Hombre de nobles sentimientos, trato amable y gran sencillez, Don Cayo Curiel comparte algunas de sus anécdotas, recordando y disfrutando de las memorias que le ha dado este puerto durante prácticamente toda su vida.
¿Cómo era el Puerto Vallarta de su infancia?
Vallarta era del río Cuale al hotel Rosita y ahí se acababa Vallarta, habitantes, tres o cuatro mil habitantes en ese tiempo, muy tranquilo, muy bonito, no había comunicación más que por avión, los avioncitos venían los lunes, los martes, jueves y sábado, y transportaban cinco pasajeros, así que eran veinte turistas o nacionales los que venían en ese tiempo, y la comunicación era por barco, por Manzanillo, quien iba a México tomaba el barco de aquí a Manzanillo y de ahí el tren a Guadalajara y llegar a México.
¿Dónde realizó sus estudios?
Yo aquí la primaria la hice en la escuela 20 de Noviembre, no había en ese tiempo secundaria, academias, no había nada aquí, entonces me fui con un primo a Mascota, ahí sí había secundaria, me fui a caballo, dos días de camino para llegar y ahí hice mi primero de secundaria, posteriormente me tuve que quedar aquí en Vallarta porque mi papá tenía una tienda de abarrotes y yo era el único hijo, tenía yo doce años para ayudarlo en la tienda, y ya me quedé desde entonces. En junio de 2007 quité el negocio, se lo pasé a dos de mis hijos, ellos atienden actualmente el negocio.
¿Cómo inició ese negocio?
Mi papá puso el negocio el 1 de junio de 1940, frente a la plaza, era un negocio de abarrotes con el que surtíamos a restaurantes, hoteles, tienditas locales y de las rancherías.
¿Cuándo inició a formar su familia?
Me casé el 15 de julio de 1961, hace cincuenta años con siete días.
¿Cuál es la lección más importante que le ha dado la vida?
Estar vivito y coleando pero sobre todo valorar a la familia, tengo siete hijos, 18 nietos y dos bisnietos.
¿Qué vale la pena de la vida?
Todo, el entorno, el ambiente, la familia, es lo más valioso para mí, amistades, llevarse bien con todo mundo, apreciar a la gente y que lo aprecien a uno.
¿Cuáles son los valores más importantes que han guiado su vida?
La honestidad sobre todas las cosas, ser atento con el prójimo, ser buena gente con las personas.
¿Desde cuándo dedicó parte de su vida al altruismo?
Soy socio fundador del Club de Leones desde hace 53 años, soy socio fundador del Club de Pesca, también hace 53 años se formó, y el Círculo Vallartense de la Amistad que se formó precisamente para allegarse los amigos de aquellos tiempos para estar unidos, los estatutos ahí marcan el socio del Círculo Vallartense de la Amistad debe tener veinte años viviendo en Vallarta, entonces amistades por un lado y por otro, le da a uno oportunidad de conocer a mucha gente, y por medio del comercio, del negocio, de ayudar a la gente y de que lo ayuden a uno.
¿Qué lo motivó a dedicarse a esta labor?
Las circunstancias del tiempo, cuando Vallarta era pequeño, todo el mundo nos conocíamos, entonces tanto en el Club de Leones, como en el Club de Pesca y el Círculo Vallartense de la Amistad, éramos los mismos amigos, las mismas personas las que nos reuníamos, y eso fue lo que me motivó, por ejemplo en el Club de Leones se repartían juguetes a los niños el 6 de enero, nos motivaron y había necesidad de escuelas, aquí había nada más la 20 de Noviembre y la 15 de Mayo, para niñas y para niños, entonces nos dimos a la tarea de conseguir un buen terreno que está atrás del estadio y ahí se construyó la escuela Club de Leones, y está funcionando hasta la fecha muy bien.
¿Cuál es su mayor orgullo?
Mi familia, y el ser “gente” con las personas, y también que lo vean bien a uno.
¿Qué es para usted la familia?
La familia es unión, en mi caso mi familia se reúne con frecuencia, estamos en contacto y nos ayudamos, detalles de ese tipo son los que forman el concepto de familia.
¿Qué se requiere para conservar un matrimonio por cincuenta años?
Lo más fácil es estar de acuerdo en todo y demás, el otro día platicando con mis esposa le digo, “Mira, el chiste de conservarse uno, es no jalarle al mecatito para diferentes lados, que ella le jala y yo aflojo, o que yo le jalo y ella afloja, entonces le respondo, pues a mí me ha tocado aflojarle últimamente todo el mecate” (sonríe divertido), y ella me contesta, “Sí porque yo ya en mucho tiempo me tocó aflojar el mecate”, entonces es parte de compensarlo.
¿Cuál ha sido la parte más difícil del matrimonio?
Las enfermedades, yo tuve una depresión y fue un momento difícil, ella acababa de pasar debido a que operaron del corazón a un hijo, el 14 de enero del 2010 y ella había padecido de vértigo, le dieron medicina y no se ponía bien, más medicina, y se intoxicó de eso, luego viene la operación del hijo en el Siglo XXI y entonces se deprimió mucho.
Ser padre cambia la vida, ser abuelo es la locura, ¿y ser bisabuelo cómo lo hace sentir?
Imagínese, estábamos nosotros el 15 de julio de hace diez años dándole gracias a Dios de llegar a los 40 años, y ahí nos avisaron que había nacido la primer bisnieta, entonces lo hacen a uno bisabuelo muy pronto, y mi mamá tuvo tataranietos, porque ella murió de 96 años, el 22 de noviembre de 2007, así que conoció a los dos bisnietos, es una sensación de alegría y orgullo muy grande.
¿Qué es lo que deben aprender las nuevas generaciones?
(Sonríe divertido) Pues yo creo que el “mecatito”, ponerle ganas a la vida, hacer las cosas bien hechas, con honestidad y sin hacer cosas que no se deben hacer o que sean desonestas.
¿Cómo se define usted?
Medio introvertido, medio tímido, me defino como una persona abierta y cooperadora, disfruto mucho de las amistades, pero sobre todo aprovechar la vida.
¿Qué es para usted la amistad?
La amistad es una cosa muy bonita y que no se da para muchos, yo curiosamente he tenido amistades de gente mayores que yo, el señor Martín Covarrubias, él era de 1912 y yo de 1932, y éramos amigos, salíamos juntos, su esposa mi esposa y yo a viajar, y haz de cuenta que éramos dos muchachos, otro amigo que acaba de fallecer también era mayor que yo. En el Club de Leones yo soy el más chico, entré antes de casarme, en el club ya estaban todos casados, pero he vivido encantado de hacer amigos, de tratarlos y de su amistad.
¿Cuál es su filosofía de vida?
Creo que las cosas se deben hacer bien, siempre bien hechas las cosas.
¿En qué piensa cuando está solo?
En recuerdos, en cosas positivas, en atender a los hijos, en la familia, eso me llena mucho de satisfacción.
¿Cómo ve actualmente a Puerto Vallarta?
Con problemas, con situaciones difíciles, pero los cambios los tiene que haber, y qué bueno que los hay, desgraciadamente las cosas aquí en Vallarta todo lo hacen político, la gente no coopera parejo, unos jalan para un lado, otros para otro, y es la falla que hay en Puerto Vallarta, de que no hay una unión, una cooperación, Puerto Vallarta necesita que se unan esfuerzos, que todos jalemos parejo, la gente no quiere participar.
¿Cómo le gustaría ser recordado?
Como una persona que la llevó bien con todo mundo, como gente que participó y cooperó con otras personas, y que he recibido más de lo que yo he dado.