Un desierto en la salud de México

Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro / Médico de Familia

Si se previniera la obesidad a cualquier edad, podríamos, a nivel mundial, ser un país más saludable, similar a Dinamarca

La trabajadora comentó:

—Quisiera que me recetara un medicamento que alivie el dolor durante mi jornada laboral. Soy cocinera y paso más de ocho horas de pie; me duelen las pantorrillas y me están saliendo várices.

—No, no existe ese tipo de medicamento —respondió el médico—. Usted pesa más de 50 kilos, y su trabajo implica estar de pie toda su jornada laboral.

El Gobierno de México presentó las metas para el Sector Salud 2024-2030, que contemplan abrir clínicas y unidades de salud que operen los siete días de la semana, reducir los tiempos de consulta, estudios y cirugías, y crear un sistema de receta y expediente médico electrónicos.

Lo óptimo sería aumentar el número de clínicas de primer nivel, con una expectativa universal que priorice la prevención de la obesidad y diferentes tipos de cáncer, en especial el cáncer de mama y el cervicouterino, así como la administración de vacunas en todas las edades. Si se previniera la obesidad a cualquier edad, podríamos, a nivel mundial, ser un país más saludable, similar a Dinamarca. Esto reduciría los índices de hipertensión y diabetes, habría menos casos de cáncer relacionados con la obesidad, menos cardiopatías, y menos enfermedades respiratorias derivadas del exceso de peso. Además, los trabajadores tendrían menos incapacidades relacionadas con la obesidad y sus limitaciones laborales. Incluso, es probable que disminuyera la apnea del sueño, permitiendo dormir entre seis y ocho horas de calidad sin somnolencia después de cada comida.

La falta de acceso a los servicios de salud disminuyó al 16.2% de la población actual. De los 128.5 millones de mexicanos, casi 20 millones aún no tienen acceso a servicios básicos de salud. Además, una tercera parte de los mexicanos de todas las edades, es decir, 42.8 millones, sufre de obesidad.

En México, existe una disminución en la inversión pública en el sector salud. Con un mínimo sugerido por la OMS a nivel internacional, enfrentamos una tendencia opuesta: la inversión se reduce mientras aumenta la población demandante de servicios de salud, en su mayoría con enfermedades crónico-degenerativas y obesidad, que provocan muertes prematuras e incapacidades laborales, aumentando los costos por la prolongación de estos padecimientos. Esto también genera retrasos en tratamientos quirúrgicos y la renuncia masiva de médicos especialistas en un sistema de segundo nivel que ya está sobrepasado.

Un problema a nivel global: (en algunos años podríamos escuchar situaciones como esta). Don Brian, de 78 años, en situación de abandono familiar, acude solo a consulta mensual, con problemas de audición y un gran incumplimiento en el tratamiento para la diabetes, hipertensión y obesidad. Usa insulina, y el médico le pregunta:

—¿De veras se aplica bien la insulina usted solo?

—Claro, no necesito que ninguno de mis hijos deje de trabajar para aplicármela. Pero ya no me la quieren dar en la farmacia porque no traigo hielo.

—Sí, Don Brian, debe llevar hielo para que no se eche a perder.

—Bueno, si no me la quieren dar, ¡que se chinguen!

—¿Quién se chinga, Don Brian?