¿Quién se debe de vacunar contra el dengue?
Medicina Familiar / Dr. Marco Antonio Inda Caro
Desde la epidemia de dengue hemorrágico en 2009, cuando hubo casos de muerte, la UNAM inició el desarrollo de una vacuna contra el dengue. El costo-beneficio al momento de su aplicación sí lo justifica. Actualmente, acudir a un médico inexperto provoca el alargamiento del padecimiento, con una expectativa de alerta ante la falta de identificación de los signos de alarma. El porcentaje de muerte por dengue es bajo; sin embargo, hay enfermos que pueden tardar más de dos semanas en recuperarse, y cuando se asocia a muerte, ocurre en población económicamente activa.
¿Quiénes deben vacunarse? Pacientes que anteriormente fueron portadores del dengue o presentaron la enfermedad, aunque haya sido pasajera y asintomática. Si otro serotipo llegara a infectarlos, se produce una reacción exagerada del cuerpo contra el nuevo serotipo, provocando una alerta sanitaria.
En sitios llamados de hiperendemocidad, que no es otra cosa que la presencia de infecciones repetitivas, aunque no haya clima propicio, especialmente en sitios tropicales como Puerto Vallarta, Bahía de Banderas y toda la Riviera Nayarit y sus cercanías, el dengue ha estado presente. Conforme la temperatura se eleva, se fomenta la presencia del virus del dengue, como ocurrió desde marzo con una alta incidencia.
Por último, deben vacunarse personas con enfermedades terminales y/o personas con enfermedades crónicas-degenerativas como diabetes, hipertensión arterial, enfermedad renal y asma. Las edades para recibir la vacuna son desde los 9 hasta los 45 años y deben vivir en zonas endémicas.
Es casi imposible mantener el patio limpio, una campaña que el gobierno federal lanzó, generando un esfuerzo conjunto en medios publicitarios para fomentar que las familias mantuvieran limpios patios y azoteas, evitando espacios con cúmulos de agua limpia. Sin embargo, no progresó. El uso de insecticidas a diestra y siniestra, como lo hacen y exigen cadenas hoteleras de prestigio que solventan las economías en zonas turísticas, exige fumigaciones repetitivas por molestias sanitarias provocadas por la presencia de múltiples picaduras de mosquitos. Esto causa resistencia de los mosquitos a estos insecticidas, provocando un aumento en los precios de los mismos.
Por último, no hay espacios de venta libre en los mercados. Existen medicamentos y material apócrifo que han provocado venta clandestina y de alto riesgo para la población usuaria de vacunas. Los frascos deben verificarse antes de su aplicación y deben contar con lo siguiente: no se debe adquirir el producto de redes sociales ni de alguna otra plataforma o página de internet. El empaque debe estar en español, contar con registro sanitario, número de lote y fecha de caducidad. Si no se promueve la buena práctica, caeremos en redes de extorsión y ventas clandestinas.
En Puerto Vallarta existen espacios de venta de confianza; en Bahía de Banderas y Tepic, Nayarit, no hay.