Ninguneado
Por: Carmina López Martínez
Si tienes entre 18 y 24 años revisas en promedio 82 veces al día tu teléfono celular, en cambio si tu edad supera ese rango lo haces solo 47 veces.
La diferencia radica en las responsabilidades laborales, mientras las personas mayores a los 25 años tienen hijos o deben cumplir un horario de oficina, los más jóvenes dedican la mayor parte de su tiempo a socializar.
No hace falta realizar un cálculo sorprendente para conocer las causas y efectos del uso excesivo del teléfono celular. Eso si el portador no lo utiliza como herramienta de trabajo, aunque en muchos de los casos ese aparato más que un aliado se convierte en un enemigo.
Es difícil resistirse al encanto del teléfono inteligente, pues tiene su chispa seductora con aplicaciones de todo tipo, con las cuales se realizan diversas acciones que permiten –aunque a veces sea un engaño- convertir a las personas en multitasking (multitareas).
Van de la mano las labores profesionales con las personales; la oficina no está peleada con el ocio. Así como una persona dedica su mañana a cumplir con sus funciones laborales, por la tarde, justo después de la comida, abandona su cubículo para revisar su perfil de Facebook, ver el trending topic de medio día, responder los WhatsApp, publicar una selfie en instagram y si alcanza el tiempo, ver un adelanto de su serie favorita en Netflix.
Tiene sus ventajas portar un teléfono inteligente (Smartphone), más si se tiene acceso a internet las 24 horas los siete días de la semana. Así resulta sencillo para un profesional o empresario abandonar la comodidad de una oficina porque en su aparto electrónico puede revisar la agenda del día, confirmar o cancelar citas, realizar llamadas, enviar mensajes de textos o correos electrónicos en los cuales es posible adjuntar diversos archivos y formatos.
Hasta este punto todo es fenomenal, los profesionales y empresarios adoran esa herramienta que les facilita su trabajo porque desde cualquier punto de la oficina, incluso desde el sanitario continúan sus labores sin descuidar las urgentes. Para los jóvenes suena sencillo, existen sinnúmero de páginas informativas y serias que aportan conocimiento fidedigno y sustentado en investigaciones realizadas por expertos en diferentes disciplinas.
¿Pero qué sucede cuando el celular deteriora en la vida social? El amor excesivo a la tecnología interviene seriamente en las relaciones interpersonales; tanto ha sido ese efecto negativo a nivel mundial que existe un concepto para denominar el fenómeno, es ningunear.
Ningunear: llámese a una persona ignorada por la pareja, familiar o amigo que prefiere usar el teléfono celular antes de hablar personalmente, en vivo y directo con su interlocutor. Esta sería una forma sencilla para que la Real Academia Española (RAE) explicara el concepto hasta cierto punto cómico, eso por la familiaridad fonética con otra palabra coloquial que los mexicanos utilizamos para describir a una persona tonta o simple en su comportamiento.
Para el autor de Too Much of a Good Thing: Are You Addicted to Your Smartphone?, James Roberts “una clave para una relación saludable es estar presente”. Totalmente de acuerdo, tal vez muchos de ustedes en este momento coinciden con el especialista. Porque ¿a quién le gusta ser ignorado durante una cita o entrevista de trabajo?
Anteponer un aparato telefónico a una persona querida con quien se acordó una reunión, no tiene sentido. Si se prefiere a charlar vía digital, pues no salga de casa o vaya solo al bar o al café y evite causar daño emocional a sus seres queridos. Por el contrario, si sus intenciones van más allá de estar cautivo del celular, lo invito a incluir en sus propósitos del año modificar sus hábitos sociales, todos realícelos cara a cara, en la intimidad humana.