Año integrador
Por: Marisú Ramírez
En honor de Eloísa Muñoz Muñoz: Es difícil organizar el pensamiento cuando las emociones son adversas. El tiempo pasa de prisa, para mí y para mis 11 hermanos; nuestra madre resiste y se debate en un sufrimiento interminable, una enfermedad despiadada que no detectan los estudios y el mal continúa su marcha silenciosa. Somos 12 hermanos vivos ¡Gracias a Dios! una alejada, aunque con la misma sangre de mis padres, segura estoy de que, aunque se le haya hecho creer en escenarios contrarios a nosotros en el fondo de su corazón vive la verdad que ella conoce y otros ocultan. La amamos porque ella no es un engaño fue traída a este mundo con mismo amor que se nos dio a nosotros sus hermanos.
Para cuando esta colaboración esté publicada habremos estrenado otro año, el tiempo es inexorable, no se detiene, avanza sobre todo lo que tenga al frente. Mi corazón sufre y el de mis hermanos también, han sido años, meses y días de sucesos que a nadie se desean, mis consanguíneos lo saben y enfrentan con valor, ese que pocas veces aflora en nosotros ha estado presente.
El que un año se termine es meramente un lapso que los humanos instauramos para determinar un punto en la historia y poderlo ubicar en una línea de tiempo. La finalidad supone registrar acontecimientos, descubrimientos y avances tecnológicos que hemos conseguido en este planeta.
Desde mi perspectiva, el tiempo es un flujo de energía, donde existe energía hay vida, donde hay vida también hay tiempo. De reversa, donde no hay tiempo existe muerte, donde existe muerte no hay energía y entonces el tiempo no existe.
Al igual que San Agustín de Hipona, podría decir “Si nadie me lo pregunta, lo sé, pero si me lo preguntan y quiero explicarlo, ya no lo sé”. Por lo tanto, podríamos decir que el tiempo en nosotros existe mientras tengamos vida, viviremos mientras mantengamos una chispa de energía en nuestro ser.
Durante el lapso que concluye, aprendimos de las malas experiencias, lecciones valiosas para que podamos evitar cometer los mismos errores y de esta manera evolucionar en el orden natural.
Lo más importante es aceptar aprender de las circunstancias deplorables que nos dejó el año viejo, descubrir el significado oculto que las malas lecciones del pasado nos han dejado ¿la gente es mala o somos malos de manera que no aprendemos?
Sólo con el conocimiento podemos sobrevivir, de otra manera, aprenderemos las mismas lecciones de los dinosaurios que los hicieron extinguirse. Pareciera que muchos de nosotros nos dirigimos hacia un campo lleno de minas y hacemos caso omiso de las advertencias, sobre todo si vienen de un ser querido. Sin poder evitar que una mina les explote, debemos respetar su libre albedrío, el verdadero obsequio de Dios a cada uno de nosotros.
Algunos intentarán detenernos, no sin los respectivos reproches, ¡es mi vida! En cambio, la mayoría estamos acostumbrados al estilo de vida de obtener o esperar que los demás nos ayuden, ahí es donde se pierde la libertad.
Aquí aplica el dicho de si haces bien, tienes problemas, lo que se traduce generalmente en que es difícil ayudar a la gente. Minuto a minuto, la verdad siempre cambia. Existen millones de libros que grandes pensadores y filósofos nos han heredado, pero en la práctica es muy difícil seguir esas enseñanzas, con grandes descripciones y palabras bellas, pero es muy difícil aplicar esas ideas en la vida real.
Lo más difícil para nosotros, es cambiar nuestros hábitos, el estilo de vida que sigue al hábito involucra comodidad más que acciones. Los grandes maestros buscan un estilo de vida tranquilo y sin tribulaciones, pero qué pasaría si ellos fueran arrojados al estilo de vida moderno, estresante y turbulento.
Aún podemos encontrar atmósferas tranquilas, pero en realidad lo que debemos encontrar en nuestras activas vidas es un modelo que lleve nuestras vidas física y espiritual en paralelo. De otra forma sería imposible de lograr.
Tenemos la tendencia de buscar la tranquilidad, pero más tardamos en obtenerla cuando ya estamos aburridos y queremos acción para vivir y estar motivados, la acción la mayoría de las veces significa problemas y consecuencias negativas, por la tendencia del factor activo.
Ahora queremos tenerlo todo. Queremos menor interacción social y bajo la ley del menor esfuerzo, solamente para tener nuestra propia seguridad y placer y también tener todas las cosas nuevas de la vida. De manera más significativa, es el cambio de hábito de esperar que los demás nos ayuden al hábito de tratar de ayudarse a sí mismos y a los demás, esa es la característica de la gente nueva.
Gente nueva que pone atención y aprende de las buenas acciones de ayudar a otros, entonces podrán desvelar la oscuridad de las bellas palabras que cubren las verdaderas características de libertad. ¡Feliz inicio de año! masryram@msn.com