Esquizofrenia

SanaMente/Ana Paula González Toledo

La esquizofrenia es muy llamativa, alarmante y discapacitante para quien la padece y para quienes lo rodean

No existe padecimiento que este más rodeado tabú, miedo y desconocimiento que la esquizofrenia. En la mayoría de las películas de terror existe un personaje que “ve cosas o escucha voces”, que a la vez posee un temperamento introvertido, tímido y solitario. Para colmo muchos filmes se desarrollan en entornos relacionados a la salud mental como hospitales psiquiátricos, asilos etcétera. A menudo la trama de la trama de la película, plasma en el personaje y la historia sucesos que son estereotípicos de la enfermedad y se los atribuyen por desconocimiento y sensacionalismo a fantasmas y seres sobrenaturales. De ahí que en la vida real muchos pacientes acudan a brujos para someterse a una limpia o exorcismo antes que a un médico.

La esquizofrenia es por definición una escisión del pensamiento, esto es una ruptura o separación entre ideas, así como en conductas. Por regla general debe ser visible un comportamiento desorganizado, ideas que salgan del marco de la realidad y en alteraciones sensoperceptuales. Dichas las alteraciones se refieren a sentir o percibir de manera anómala estímulos de cualquiera de los cinco sentidos. En otras palabras, se trata de sufrir alucinaciones que pueden ser auditivas, visuales, de movimiento, de sensaciones corporales, táctiles, gustativas, olfativas. Siendo las más comunes las primeras cuatro. Las últimas tres se presentan mayormente en personas que han padecido epilepsia o que tienen algún tipo de daño cerebral.

El factor hereditario es muy importante, pues de habla de una probabilidad de hasta un 70% de padecer la enfermedad si algún familiar de primer grado la presenta. Se ha visto que el consumo de sustancias, en especial marihuana, pueden precipitar el inicio en personas con herencias genéticas menores, que de otro modo, no lo presentarían y empeoraría el cuadro en quienes ya exhiben signos y síntomas de la enfermedad.

Por fortuna es extremadamente raro ver niños que presenten el trastorno, y en población general, se presenta en el uno por ciento de la población, cifra que se replica sin importar la cultura, sociedad o estrato socioeconómico.

Las personas con esquizofrenia refieren hacer empezado con los síntomas entre los 15 a 25 años de edad, aunque existen datos neurológicos que pueden ser visibles desde la infancia. El cuadro clínico incluye rasgos de falta de motivación, como disminución en el aseo personal, metas a futura, deseos de socializar, ejercitarse o alimentarse de manera sana. En el desempeño, se puede observar una tendencia a la distracción. Habitualmente los pacientes con esquizofrenia viven emociones tenues que expresan con dificultan y son poco visibles a los otros.

Aunque se trate de un trastorno poco visto en la consulta psiquiátrica la esquizofrenia es muy llamativa, alarmante y discapacitante para quien la padece y para quienes lo rodean. La psicoeducación de familiares y población en general mejoran el pronóstico y el curso de la enfermedad, pues supone una búsqueda de atención profesional temprana y oportuna.