Reparación de daños
La ciudad imaginada / José Alfonso Baños Francia
En agosto del 2021 la naturaleza expresó parte de su potencia en el territorio vallartense con dos expresiones que cuestionaron la relación que hemos establecido últimamente con la dimensión ambiental. En un caso, ocurrió un deslave en la calle Santa Bárbara donde se asentaba la casa Serena en Amapas. El suceso, consignado en videos que hicieron virales, fue la conclusión de una serie de errores y enredos que involucraron a autoridades locales, federales, inversionistas y vecinos. Representó el fracaso de las prácticas urbanísticas recientes, donde se volvió “normal” alterar las normas de control a la edificación para garantizar la rentabilidad de los desarrolladores inmobiliarios.
Por otro lado, el paso del huracán Nora dejó una estela de daños en los principales ríos de nuestra localidad, con particular virulencia en el Cuale, donde se perdieron vidas y quedó el rastro de múltiples afectaciones a propiedades ubicadas en el margen ribereño. Esto resulta simbólico en una comunidad que supo respetar los ciclos del agua y sus manifestaciones hasta hace apenas unos años.
La oportunidad concedida para aprender y fomentar cambios de hábitos con ambos sucesos parece no haber calado lo suficiente, manteniéndose una mentalidad extractiva traducida en la búsqueda por sacar ventajas de los componentes territoriales, pero sin compensar atinadamente las acciones negativas resultantes.
Nueve meses después, somos testigos de la lenta capacidad de respuesta de las instituciones y funcionarios públicos remediar los deterioros ocurridos. La calle Santa Bárbara no ha sido repuesta y sigue abierto el boquete en una de las zonas de mayor dinamismo turístico y comercial de la bahía de Banderas. En este periodo, los involucrados y responsables dedicaron parte de su energía y talento a dirimir sus conflictos por la vía judicial para evitar asumir los costos mientras la sociedad observa con parsimonia la mezquindad con que se echan la bolita y no cubren sus fracasos.
Por lo que respecta al río Cuale, se está trabajando en volver a habilitar el acceso a la colonia Buenos Aires, a Paso Ancho y al ejido El Jorullo. La tarea luce titánica dado el grado de afectación y las complicaciones topográficas y estructurales que están presentes.
También fue colocado un bordo de contención en piedra junto al puente de acceso al Caloso, donde en agosto del año pasado el río Cuale rasuró el talud de tierra como resultado del exceso de agua por el paso de Nora. Un desarrollo de condominios vecino parece ser el más beneficiado con esta acción de manera tal que actualmente habilitan la cimentación de lo que será una nueva torre de viviendas.
Finalmente, fue inaugurado el puente que une las calles Insurgentes y Libertad sobre la isla de los Niños, inversión realizada por el gobierno de Jalisco y que constituye la única acción concluida dada la importancia estratégica para la gestión del tráfico en la zona centro de nuestro puerto.
La capacidad de respuesta de la sociedad y gobierno vallartense ante los desastres naturales no parece ir al mismo ritmo que las inversiones privadas en la franja turística. Prevenir el riesgo, reducir las prácticas territoriales abusivas y establecer una relación más fraterna con la naturaleza no parecen ser la prioridad entre la colectividad vallartense, que se prepara para celebrar el aniversario 104 como municipio independiente.