¿Quién es Dios?

Consejos de una Abuelita Moderna / Por un México Mejor

Alrededor de una alberca, estaba una niña patinando con una gran destreza, una niña sin pelo, que jugaba sola dentro de la alberca, quedó fascinada al ver cómo podía dar giros, andar tan rápido y frenar a la hora en que ella quisiera.

De pronto se le atravesó un bebé dando sus primeros pasos, ella milagrosamente logró esquivarlo, y asustada lo agarró de la mano, y se lo llevó a su mamá, que estaba muy distraída platicando con otras señoras.

La mamá del bebé, al recibir a su hijito, sólo lo agarró y continuó con su plática. La niña sin pelo se quedó boquiabierta al ver la actuación de esa madre, ya que a diferencia de ella, la suya casi siempre estaba pendiente de todo lo que hacía, y vio cómo cuando volteó a verla asustada, ella sólo se sonrió y levantó sus hombros y le hizo una señal como los romanos hacían cuando se indultaba a un condenado a muerte…

Cuando la niña volvió a pasar cerca de ella, le dijo: ¡Gracias a Dios que el bebé no se cayó al agua y ambos no salieron lastimados!

La patinadora preguntó intrigada: ¿Quién es Dios?… ¡Gracias a mí que puedo patinar muy bien!, a ese Dios ¡ni lo vi, ni me ayudó!…

La niña sin pelo dijo: ¿Estás bromeando?. ¿Acaso  nunca has oído hablar de Dios?

La patinadora se agachó y le preguntó: ¿Quién es ese del que hablas, y por qué mientes?… Ya que cerca de la alberca sólo estábamos tú, yo y el bebé que se me atravesó… ¿En qué mundo vives? ¿Qué no te das cuenta de que a las mamás modernas sólo les gusta divertirse y por eso ya no nos cuidan?… ¡Mira!, en el grupo de mamás que “Nos están cuidando”, están platicando de sus nuevos novios y ¡ni siquiera se dieron cuenta de lo que pasó!

La niña sin pelo contestó: ¡La mía siempre me cuida por eso se asustó mucho! Sólo obsérvala, es aquella que está sola y nos está saludando haciendo un corazón con sus dos hermosas manos y su maravillosa sonrisa en sus labios, para agradecerte.

En cuanto se te atravesó el bebé, ella se levantó con cara de susto, dispuesta a ayudarles, pero cuando vio tu reacción, juntó sus manos y miró al cielo para agradecer a Papá Dios que no había ocurrido un accidente; como me vio asustada, con mano hizo la señal de ¨OK¨. 

La patinadora le dijo a la niña: Por favor, ¡preséntame a tu mamá!, una mamá así, es digna de conocerse, porque las otras mamás, ni se dieron cuenta del peligro y cuando les llevé al bebé… ¡Nadie me hizo caso!

La niña salió de la alberca y se sentaron en la mesa donde estaba su mamá. La patinadora se quedó con la boca abierta al sentir un cálido beso en su frente, y ver que le puso su crucifijo de oro en el cuello dándole las gracias por el bebé que no era de ella.

Sin que las mamás modernas se dieran cuenta de que la niña había dejado de patinar, ya estaba comiendo y platicando con sus nuevas amigas. Así pasaron las horas…             

La patinadora, expresó cuando vio que las mamás empezaron a recoger sus cosas de su mesa: “¨Me tengo que ir, pero hoy aprendí algo muy importante con ustedes, que ¡Dios es amor!, y siempre nos está protegiendo, ¡aunque no lo podamos ver!”

Les dio un gran beso prometiéndoles que pronto las visitaría.

Para mis maravillosos ángeles del Grupo Canica.

Cariñosamente Ana I.