¡Ya Crecerá!

Voceros Incansables / Félix Fernando Baños

El único homenaje público hecho a su memoria fue un modesto ramo de flores.

El pasado lunes 13 de mayo se cumplieron cien años del fallecimiento de Don José Guadalupe Sánchez Torres, fundador de Puerto Vallarta. El único homenaje público hecho a su memoria fue un modesto ramo de flores, pegado con cinta adhesiva a uno de los pilares de la zapatería que ocupa el solar donde estuvo su casa, en la esquina de las calles Morelos y Guerrero, y debajo una cartulina con el texto “En conmemoración /a tus 100 años /de tu fallecimiento /aún te recuerda/ tu familia. /13 de mayo de 1924”.

Cuando se retiró en 1939 la estatua erigida en honor de Francisco Pi y Margall en la Plaza del Cinco de Oros de Barcelona, al día siguiente apareció junto al pedestal vacío una figurita que la reproducía en miniatura, con un letrero en que estaba escrito. “¡Ya crecerá!”

La anécdota de Barcelona coincide con la del ramo de flores de Puerto Vallarta en ser la condena ciudadana de una actitud totalitaria del gobierno de la ciudad. Dicha condena se manifestó de la manera más explosiva posible: una acción individual.

En ambos casos, la acción totalitaria tiene una raíz ideológica. En Barcelona fue un cambio de régimen político; en Puerto Vallarta, la falta de civismo de las administraciones municipales, que se ha venido acentuado desde 2006 por su sometimiento a intereses personales o partidistas.

El propósito de la acción totalitaria es la misma: purificar la historia, eliminando de ella la presencia de individuos incómodos o irrelevantes para la concepción política en turno. En Barcelona, el método utilizado por los franquistas contra la memoria de Pi y Margall fue retirar una estatua. En Puerto Vallarta, el método de las autoridades municipales contra don Guadalupe Sánchez fue el silencio absoluto, es decir, lo que vulgarmente se llama “muerte civil”.

En el caso de Barcelona, por lo menos hubo una explicación, que no justifica lo que hicieron los franquistas, pero que se ubica dentro de una cierta lógica: Pi y Margall fué Presidente de la Primera República española (1873-1874) y el monumento se lo erigió la Segunda República española (1931-1939), a la que derrotó Franco tras una guerra civil. Como republicano convencido, Pi y Margall era un adversario del sistema monárquico español, y pionero de un tipo de gobierno que nunca ha funcionado en España, la república, aunque tiene un cierto número de partidarios desde la segunda mitad del siglo XIX. Pero ¿qué peligro representaba don Guadalupe Sánchez para el actual Ayuntamiento?

No pueden alegar desconocimiento. Tienen a un Cronista como empleado. Dos años antes, en 2022, se les propusieron acciones concretas para recordar el centenario del fallecimiento de quien encabezó al grupo de familias con que se fundó Puerto Vallarta. Escogieron una de las opciones por Acuerdo de Cabildo. Que no la hayan realizado, pase. Siempre puede haber imponderables. Ahora que llegado el día no lo hayan ni siquiera mencionado, ¿Alguien le encuentra sentido?

Pero la figura de don Guadalupe ¡ya crecerá!

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