¿Vendo o regalo mi voto?
Educación y parentalidad / Dr. Jesús Cabral Araiza
“Tenemos el poder de hacer una diferencia. Pero necesitamos votar” Kylie Janner.
Cuando me planteo desde el objetivo de tratar de aportar algún punto de vista interesante en mi columna, intento realmente dejar alguna reflexión o información que le de curiosidad a usted amable lector, para hacer de una mejor manera las cosas de la vida cotidiana, realizar una tarea o vincularse con otros seres humanos de una forma sana y en sustentabilidad.
Muchas veces la tarea no es sencilla, sin embargo, considero que siempre vale la pena. En esta oportunidad y precisamente en fecha muy cercana a las elecciones de diversos niveles en nuestro país, le quiero hacer un llamado a la reflexión y la conciencia. No precisamente por un color o candidato, más bien, elementos que nos ayuden a tomar distancia de las mentiras e incongruencias y hacer un boto diferenciado e informado, lo mejor posible.
Por tanto, cuando escucho que alguien “vende” su voto, me pregunto, ¿estará consciente esa persona que está vendiendo el poder que da a mucha gente corrupta que se beneficia enormemente de esos votos y que muchas veces van a saquear las arcas de México?, ¿que las decisiones muchas veces no son las más acertadas y que la incompetencia campea por todas las regiones, dejando un país en la miseria en más de algún sentido?
La respuesta sabemos cuál es, precisamente por ello, considero que el voto tampoco se regala, se deberá otorgar a las personas y los grupos que, desde mi punto de vista, puedan acercarse a ser la “mejor opción” o quizás como me señalan unos amigos, “la menos peor”.
En qué fijarnos a la hora de otorgar nuestro voto:
Antecedentes históricos de acciones que no descalifiquen su participación presente o futura, faltas comprobables y graves que puedan afectar su toma de decisiones, no rumores de vecindad sobre su vida personal, no buscar “santos”, en la política no existen.
Analizar su discurso político histórico y la congruencia de sus palabras con sus acciones. No se puede dar lo que no se tiene, no se puede hablar de honestidad y tener antecedentes inmediatos de corrupción o contubernio con personas o grupos corruptos.
Observa como se dirige a sus oponentes, si los trata con respeto, pero con firmeza en sus afirmaciones o si solo se dedica a ofender o calumniar, y además no reconoce los propios errores que habitualmente son los mismos que acusa.
Piensa en las formas en las que ha tratado de resarcir el daño que hace a otros, si de manera consciente o no, pues ello habla hasta de su salud mental. Quien no es capaz de reconocer propios errores y tratar de corregirlos, no solo no es buen candidato, no es buena persona.
No te dejes llevar por fotos, frases o manipulación electoral, las personas y los partidos tienen antecedentes e historia y si bien pueden cambiar, muchos de ellos no están dispuestos ha hacerlo y solo brincan de partido como “chapulines” buscando vivir del presupuesto partidista.
No te dejes manipular o influenciar porque el candidato(a) es guapo, ex deportista, artista o persona que ha salido en la T.V o internet. Su capacidad como político no tiene nada que ver con su trayectoria en otras áreas de la vida pública.
Finalmente, Confía en otorgar tu voto con honestidad y convicción. Pasa buen día.