Una nueva llamada
Los datos sobre los nuevos contagios del virus SARS-CoV2 (covid-19) a nivel nacional muestran un aumento muy revelador en las últimas semanas.
Y es que, de acuerdo a la Secretaría de Salud nacional (SSA), hasta el pasado sábado se reportaron más de 15 mil nuevos contagios, sumando esta cadena al alza por cuarto día consecutivo, una cifra similar al momento más álgido de la pandemia ocurrido a finales de enero de este año.
¿Por qué no cede el coronavirus…? La pregunta parece una paradoja al revisar el informe de la SSA sobre el proceso de vacunación, reportando la administración de casi 60 millones de dosis de diferentes farmacéuticas en la población mexicana. De esta cantidad, más de 22 millones han completado su esquema de vacunación y se dispone de suficientes unidades para administrar a los más de 126 millones de connacionales.
En el papel, las condiciones están dadas para una constante disminución en el flujo de contagios, pero eso no está sucediendo. De hecho, muchos de los vacunados han contraído el virus y a pesar de no ser inmunes, al menos llevan la ventaja de tener mejores herramientas para capotear el vendaval.
También destaca la gran cantidad de personas que se niegan a ser vacunadas, a pesar de tener la oportunidad de hacerlo. Aquí ha ocurrido una mezcla de desinformación, ignorancia y mala fe, pero mientras no se amplíe de manera significativa la cifra de inoculados, seguiremos viviendo las complicaciones a las que nos hemos enfrentamos desde hace más de un año.
En un comunicado reciente, Ricardo Villanueva, Rector General de la Universidad de Guadalajara aportaba datos sobre el descenso en las defunciones por Covid-19 en Jalisco, sugiriendo la efectividad de la vacuna. Lo que sorprende es la aceleración y agresividad en los contagios en el mes de julio, con un ritmo 7 mayor a lo acontecido en la “primera ola”.
Ello lo percibimos a nivel local, con cantidades que son de espanto, por todos lados aparecen noticias de familiares o personas conocidas que se han contagiado recientemente, siendo muy difícil permanecer en casa o evitando el contacto social dado el periodo vacacional de verano, donde solemos recibir la visita de alguien conocido.
Para mí (y sin tener datos que lo sostengan), la duración de la pandemia es proporcional a la resistencia por establecer una nueva relación con la naturaleza y las cosas, al aferrarnos a seguir manteniendo ese “estilo de vida” altamente impactante al que nos entrenaron los que mueven los hilos de la sociedad de consumo. Siento que hemos entendido muy poco y que se nos sigue pidiendo un esfuerzo añadido (y doloroso) para entender que requerimos nuevos acuerdos, prácticas y aspiraciones más amigables entre la economía, la sociedad y el medio ambiente.
Para hacer frente a esta “tercera ola” de contagios del covid-19, aunado a las medidas de bio-seguridad que hemos aplicado desde principios del 2020, bien nos vendría mejorar la coordinación en el sector salud, aplicar más vacunas basados en criterios epidemiológicos, mejorar hábitos de vida saludable y asumir con responsabilidad y empatía las tareas de cuidado cotidiano entre todos.