Transición
Puerto Vallarta está nuevamente en el ojo del huracán y, no propiamente por un fenómeno meteorológico, sino por su transición política. Lo único tangible que se tiene es que los retos y las circunstancias cada vez se tornan más difíciles y ya no se puede seguir haciendo lo mismo, para bien o para mal, las circunstancias también colapsan, justamente porque están en constante transición.
Para ello, se podría mencionar que una transición es el cambio de un lugar a otro, de un estado a otro, de un modo de ser a otro; en pocas palabras, en una transición sólo caben los verbos ser y estar; los cuales son atados invariablemente por la temporalidad en un espacio determinado.
De tal suerte que ni las personas, ni los animales, ni las cosas escapan a esta condición de la existencia. Mucho menos la política. Todo en el universo está en permanente transición. Nada nuevo, cierto.
Lo que sí es nuevo, son las expectativas que está generando esta última transición política por la que está atravesando el municipio vallartense. La administración actual ha rendido ya en días pasados su último informe de gobierno, por lo que el Puerto se encuentra ya en franca transición.
Los que se van seguramente hicieron su mejor esfuerzo, ya que los retos fueron extremadamente difíciles por las circunstancias que todos conocemos: pandemia, recesión económica, cambio climático, violencia, inseguridad y un largo-largo etcétera de avatares.
Los que cuestionan los resultados, seguramente se olvidan de preguntarse si… ¿Podrían ellos mismos hacerlo mejor? Una cosa es ver los toros desde la barrera y otra muy distinta es, estar frente al toro, o como en el caso de la política, frente a cientos de miles de toritos, toretes y torotes. Si lo hicieron bien, o lo hicieron mal su conciencia y la justicia se los dictarán.
Sin embargo, con nuevos ímpetus de esperanza, la mirada está puesta en la nueva administración. Con la salvedad de que no tenemos ni la menor idea de cuál será su actuar, la pertenencia al mismo partido nacional en el poder no es garantía de que será un gobierno estupendo.
Una vez concluido el lapso de transición se podrán observar los primeros resultados. Dios quiera que funcione, ya que tanto el Puerto como la población se encuentran muy demeritados por los flagelos, por lo que urgen apoyos y respuestas inmediatas a la problemática que presentan la mayoría de los sectores.
Para ello, es vital que la ciudadanía incremente su participación ciudadana, lo cual es parte importante de una sociedad en transición, ya no se debe dejar toda la responsabilidad a las autoridades, caso contrario no habrá gobierno que logre funcionar, no en la nueva normalidad.
Lo anterior debido a que la nueva forma de existir está conformada por una globalización cada día más abrumadora y con el acelerador a fondo del fenómeno de las nuevas tecnologías, las cuales traen consigo sólo una feroz competencia, llena de retos y pocas, muy pocas oportunidades.
Por lo tanto, una sociedad sin participación ciudadana impide el correcto manejo de los recursos y la toma de decisiones puede no darse de forma efectiva para que las acciones gubernamentales tengan un verdadero impacto en el desarrollo de la comunidad.
Transición es sinónimo de evolución, de transformación, de innovación; inclusive, se podría revelar que se está generando una gran metamorfosis. En estos momentos es la gran constante, y ese son lo baila hasta el planeta mismo y los seres humanos somos directamente responsables de ello.
La mayoría estamos conscientes de esta situación, pero otros tantos navegan en un mar de indolencia, donde su voluntad no se conmueve ni un sólo ápice, pero recordar que todo llega en su justo momento, no antes ni después. Sin excepción: justo a tiempo. masryram@msn.com