Sembradores de paz
Humberto Famanía Ortega
Cuando nos encontramos en un mundo convulsionado, nos damos cuenta de que nuestros valores morales van en decadencia, es por eso que debemos aplicarlos a la familia desde el momento en que la integramos. En este sentido, es bueno creer que nuestra presencia ante el Creador con la oración, nos dará comunicación directa para sembrar la paz, siguiendo una ruta trazada para conducir a las personas a estados de desarrollo con equilibrio, donde salgamos todos beneficiados, eso es algo que sí podemos hacer sin temor, con libertad, sin arriesgar la vida propia y la de las personas que queremos cuando lo hacemos con devoción.
Todos sabemos que la violencia va ganando personas y territorios, cuando ves y escuchas a los medios de comunicación, y te enteras de que las personas son víctimas y victimarias de diferentes tipos de violencia, sin duda alguna nos preguntamos qué debemos de hacer para detener estos flagelos que nos están perjudicando en todo sentido. Sembrar la paz es seguir la ruta trazada por nuestro Señor Jesucristo, para conducir a las personas a la voluntad de Dios a una tierra donde la violencia se extermine y en donde la muerte no tiene lugar.
Tenemos que empezar a trabajar con emoción e inteligencia, utilizando la estrategia del reino de Dios, que implica pensar en nuestro trabajo como una persona que siembra, no como un grupo grande o una multitud, es decir, un trabajo de persona a persona, eso sí lo podemos hacer todos desde nuestras posibilidades, poco a poco en el trato y conversación, así podemos ir quitándole personas a la violencia y a la muerte, porque ellas no caminan ni crecen en las personas. Por lo tanto, todo depende de nosotros, haciendo a un lado los miedos con la Fe siempre adelante.
Debemos reflexionar sobre qué es lo que deseamos para nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos en esta vida que nos ha dado mucho, y que ahora se ve amenazada por la ambición desmedida de propios y extraños. Evoco a los tiempos idos, cuando existía mayor respeto, y sé perfectamente que pueden regresar si logramos una mayor relación con nuestras familias, donde la comunicación sea el eje principal. Es muy importante que sumemos voluntades, donde se cree un espacio de encuentro con otras organizaciones con diferentes carismas, sin miedo a perder identidad, sumemos fuerzas todos con mucho entusiasmo.
Tenemos mucho camino que recorrer para corregir rumbos que nos lleven a un bienestar creciente y armónico. Todo es cuestión de voluntad, afrontando compromisos, primero con la familia y después con la sociedad a la que pertenecemos, con fidelidad a la misión de sembradores de paz que exige plasticidad buena, con un oído en el pueblo, y otro con el Señor. Deseamos vivir a plenitud, y solo lo podemos lograr cuando tomemos al toro por los cuernos, teniendo la mente y espíritu abiertos. Propongámonos a ser mejores seres humanos contagiándonos de alegría y emoción para trasmitir nuestros propósitos.
Pues bien respetados lectores, mostremos apertura con generosidad para aplicar fortaleza al encuentro de la realidad, sabiendo de antemano que unidos podremos alcanzar prosperidad compartida con fuertes cimientos en los principios morales. Es fundamental avanzar con paso firme y la guardia en alto, esto implica motivar estrategias donde la conquista sea con el corazón para alcanzar nuestros objetivos con metas bien trazadas.
Cuando tomas la decisión de ser semilla de paz es fundamental conectarte a una fuente de alimentación que te brinde serenidad, entusiasmo, fuerza e inteligencia.