Seguimos cerrando espacios por senderos sin proyectos definidos
Por: Humberto Famanía Ortega
Seguimos retando a la naturaleza con tal de invadirla para la consecución de espacios donde se especule en lo material, sin darnos cuenta del daño a nuestro entorno. Las consecuencias, ya hemos sido testigo de ellas, pero no entendemos haciendo hincapié que la mayor responsabilidad recae en quien autoriza estos actos intolerables.
Es tiempo que las reglas sean mas duras, inclusive sanciones ejemplares, como la privación de la libertad por estos actos que son inhumanos por el daño irreversible causado por perversos funcionarios.
Falta mucha conciencia moral para comprender que ser depredador es aniquilar las fuentes de vida más codiciadas por la humanidad lastimosamente en decadencia.
Hoy en día gozamos de universidades con prestigio, donde miles de estudiantes acuden para prepararse en alguna carrera profesional, pero tal parece que vamos como los cangrejos, para atrás.
La educación debe de estar encaminada a construir y no destruir esta tierra de prodigio en todas sus disciplinas, pero sobre todo aquellas que definitivamente pugnan por un bienestar equilibrado y armónico.
Los centros de enseñanza deberán estar encaminados en la conservación del lugar donde te desarrollas, por múltiples aristas que inciden en nuestra integración que nunca deberá de hacer ajena en los planes de estudios, al contrario, el fomento al amor y responsabilidad ciudadana.
Hago votos para trabajar juntos con emoción, e inteligencia, pero sobre todo agradecimiento a este paraíso, tierra bendecida que nos reclama atención a su deterioro.
Debemos tomar conciencia; entre los factores causantes de la biodiversidad y el surgimiento de nuevas enfermedades, se destaca la desforestación masiva, la degradación y la fragmentación de hábitats de especies vivas, y hábitos alimentarios humanos principalmente.
Son tiempos de buscar nuevos líderes buscando su integración, preparados para enfrentar los problemas prioritarios para obtener mejor calidad de vida.