Resisten e insisten
Valiosas Mujeres; premios nobel: literatura, a la paz, ciencias, químicas, medicina, física. Las mujeres aman y no olvidan, no viven episodios están para el amor, para siempre.
Para ellas no hay límites su mente todavía no corta el cordón umbilical que les caracteriza. Resisten y bien, totalmente de pie ante las adversidades, su abnegación –parecida a la impotencia- las hace ser diferentes, tenaces e intensas en situaciones difíciles.
Desde la llegada del Papa Francisco al Vaticano, tras su visita a México los tuits no han dejado de resonar en todo el mundo. Nos ha demostró a propios y extraños su gran calidad humana, humildad y sencillez; se le admira por eso y las características originales, muy personales con respecto a su predecesor.
Baste recordar el jueves Santo cuando lavo los pies a una musulmana y a un grupo de prisioneros, el sentimiento de respeto fue indescriptible. Para celebrar el Día Internacional de la Mujer propuso una iniciativa denominada “Voces de la fe, volver visibles a las mujeres invisibles”. No solamente esto, sino, según he investigado ha expresado con acierto indudable que la iglesia es mujer y madre y cuida a sus hijos.
Es un pontífice admirable, predicó y regaño a todos los que se equivocan en México con respecto a la mujer. Fue una dama recluida en el Centro de Readaptación Social número 3 de Ciudad Juárez, quien le dijo al Papa Francisco, que ahí muchos han perdido la esperanza en su rehabilitación y recordó: “Aquí hay seres humanos”.
Su discurso fue estremecedor:
“Su visita quedará grabada en nuestros corazones. Su amable presencia de peregrino nos llena de ilusión y alegría; pues la visita que recibe un interno se convierte en un alimento que nos nutre de fe y esperanza de pronto volver a casa y reencontrarnos con los nuestros…”
La mujer recordó lo importante que es el amor al hacer alusión a su hija y decirle al Santo Padre y concurrentes lo que le dijo: “‘te amo, mamá’, eso me anima a seguir viviendo con esperanza en los días en la cárcel”.
La mujer dijo el padre Francisco conserva “una sensibilidad particular por las cosas de Dios, especialmente porque nos ayuda a entender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene por nosotros. Yo sufro, y lo digo de verdad, cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiales que el rol de servicio de la mujer se desliza hacia un rol de servidumbre”.
Evidentemente la separación de lo que se quiere y de lo que se piensa dista demasiado de los símbolos del desamor, se acerca poderosamente al desdén. Las mujeres deben estar seguras, su trabajo y dedicación es valorada sobre todo lo que se diga.
A las mujeres, al amor, así como a la felicidad hay que llegarles por diferente camino, no siempre es el mismo. Las señales para lograrlo son premisa necesaria para los seres humanos, sentirse amados es parte de su naturaleza, aunque a las mujeres se les niegue en muchas ocasiones, se saben dueñas del reconocimiento, su huella en la historia es permanente.