Relaciones con la comunidad

Red Interna / Humberto Famanía Ortega

Urge iniciar procesos que lleven a la restauración del tejido social

Conversando con unos amigos, me preguntaban del porqué de mis viajes internacionales y mi relación con las personas, que por su actividad trabajan en niveles altos, tanto de la política como el ámbito empresarial. Les comenté que todo se lo debía a los afectos, situación primordial en mí conducir por la vida. Mi tierra, Puerto Vallarta Jalisco, ha sido uno de los principales detonadores para lograr tener tantos amigos, porque para mí es un diamante que hay que pulir diariamente, brindando con el corazón en la mano, mostrando nuestra sonrisa franca, y desde luego dando a conocer nuestra bellezas naturales con emoción.

No hemos sabido aquilatar lo que tenemos en este paraíso, tierra prodigiosa, lugar de tradiciones y costumbres que nos delatan por el sentido que damos a la amistad y al compañerismo. Reafirmo que, gracias a este pueblo maravilloso hemos podido escalar espacios de respeto. Ahora debemos de preservar con mucho orgullo lo que el Creador nos ha legado y nos da fortaleza.

Resulta doloroso darnos cuenta de que estamos logrando, por la falta de planeación, convertirnos en un municipio que poco a poco se irá a la deriva por no respetar las leyes de la naturaleza, es por eso que nuestra relación con ella se está deteriorando.

El éxito de un gobierno no radica en la abundancia ni en la opulencia, sino en el poder servir, haciéndolo con emoción e inteligencia, bajo normas que busquen la reglamentación plena. El  tomar conocimiento del territorio que gobiernan, es asumir con plena conciencia lo que autorizan, para evitar después desordenes en la administración pública. Es necesario evitar los conflictos para crecer con una planificación integral. Las relaciones interinstitucionales son la base para buscar que el sector privado logre garantía en sus inversiones, bajo una reglamentación firme para poner orden en el desorden actual.

Si logramos coordinar los esfuerzos de quienes amamos esta tierra que nos ha favorecido a propios y extraños, seguramente caminaremos con rumbo preciso. Debemos crear un sentido de responsabilidad que lleve a buen puerto, con cambio y brújula, honestidad, creatividad y amor incondicional. Es el tiempo de agarrar al toro por los cuernos, motivados por una gratitud a nuestro destino turístico que nos ha otorgado todo.

He tenido la fortuna de haber nacido en esta región esplendorosa, hemos tenido buenas y malas administraciones municipales, lo único que reprocho es la falta de visión y entrega absoluta a la búsqueda de la armonía integral. Creemos que somos indispensables, no nos damos cuenta de que cada día que pasa es un día menos de nuestra existencia.

Urge iniciar procesos que lleven a la restauración del tejido social, se necesita conocer el espacio del conflicto, para crear plataformas flexibles, abrir paso a la sabiduría adquirida, y así buscar plataformas territoriales con metodologías claras, que nos lleven a la participación activa mediante encuentros, conversaciones y respeto a los acuerdos tomados.

Sabemos que toda estructura que se cimienta en el egoísmo, y por supuesto en una ambición desmedida, termina oprimiendo a la mayoría y enriqueciendo a unos cuantos. Ya son los tiempos de desenterrar la maraña que sigue formándose por todas partes, y que perjudica sin lugar a dudas a la prosperidad. Por eso tengo confianza en que surja una nueva forma de gobernar con rumbo definido, porque todos necesitamos de todos, nadie es más ni menos que tú.

Es tiempo de construir puentes para acercarnos, solo unidos lograremos mejores estadíos de vida, con comunicación efectiva avanzaremos a paso firme y contundente.