Recordando al Dr. Michael J. Lemus por su espíritu altruista
Red Interna / Humberto Famanía Ortega
Rafael de la Cruz y Oscar Rosales Presidente Municipal de Puerto Vallarta Jalisco, con un grupo del Comité de Ciudades Hermanas de U.S.A.
Siempre es un gran honor dedicar unas palabras a figuras que han trascendido en el transcurso de la vida. Me refiero a un hombre que se entregó con pasión a fomentar las relaciones humanas a través de los Comités de Ciudades Hermanas: el Dr. Michael J. Lemus (q.e.p.d.). De nacionalidad norteamericana, pero con corazón mexicano, sirvió con emoción, entrega e inteligencia a las causas sociales. Aún se le recuerda con respeto y cariño por sus gestiones en beneficio de la comunidad vallartense, en donde la amistad fue el detonante principal. Dicen que para conocer la trayectoria de una persona es necesario analizar con detenimiento el legado que dejó. Muchos de sus planes y proyectos se hicieron realidad, pero es necesario dar a conocer parte de la esencia que motivó a este ilustre ser humano a trabajar sin descanso en pro de las Ciudades Hermanas internacionales.
Antes de compartir algunas reflexiones, quisiera mencionar la siguiente frase en memoria del Dr. Lemus: “Un brazo vale cien brazos cuando los mueve un cerebro ilustrado. Un cerebro vale cien cerebros, cuando los sostiene un brazo firme”. Existen hombres y mujeres con brazos firmes y cerebros ilustrados, dotados de habilidades especiales por Dios, que deben ponerlas al servicio de la humanidad, dejando una estela de verdaderas acciones que conduzcan a una prosperidad compartida. Dentro de todos nosotros hay una gran fortaleza que nos permite salir adelante de las situaciones más difíciles. Una y otra vez nos reponemos del dolor que nos causan estas circunstancias; el gran poder del ser humano es la capacidad de decidir cómo reaccionar ante lo que la vida le presenta.
Las Ciudades Hermanas
Hablando de los orígenes de la formación de los comités de Ciudades Hermanas, fue una inspiración del expresidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower. Como diplomático, político y comandante militar supremo, llegó a la conclusión de que, en esos niveles de poder mundial, cualquier convenio, tratado o acuerdo entre líderes debía hacerse bajo nubes de sospecha, desconfianza y miedo, siempre con la intención de obtener ventaja. Así fue como en 1956 propuso la idea de un programa de origen popular, a través del cual la población ordinaria de todas las naciones pudiera conocerse de manera personal, eliminando las barreras que se encuentran en los niveles gubernamentales. Él lo resumió como “Diplomacia del Ciudadano”.
Mi reflexión es que esta simple frase podría reducirse aún más a palabras, emociones e ideas que cada uno de nosotros pudiera sentir, experimentar e identificar, haciendo del concepto de Ciudades Hermanas una experiencia viviente. Reflexionando más profundamente, siento que este concepto fue perfectamente llevado a cabo por el Dr. Lemus, basándose en cuatro pilares fundamentales para hacer que los programas fueran duraderos y productivos. Teniendo en cuenta que la caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo propio al otro, pero nunca carece de justicia, la cual implica dar a cada uno lo que le corresponde en virtud de su ser y de su actuar.
Cuatro pilares
Los cuatro pilares son HERMANDAD, AMISTAD, AMOR Y RESPETO. Estos valores se construyen con entendimiento y sinceridad.
La HERMANDAD no implica necesariamente un parentesco sanguíneo; cualquier persona o grupo de personas asociadas estrechamente en una causa común puede lograr este parentesco sociológico y emocional. Si nos encontramos, estrechamos las manos y reconocemos nuestra existencia mutua, nos convertimos en conocidos. Si esta relación progresa y compartimos la compañía de nuestras familias, entonces nos habremos convertido en AMIGOS. Si subimos un nivel más y compartimos experiencias personales, guardamos secretos y compartimos lo más preciado, entonces nos convertimos en íntimos amigos. Finalmente, si nuestra relación alcanza su punto máximo, donde compartimos virtudes, nos apoyamos mutuamente y aceptamos nuestros defectos, entonces verdaderamente nos hemos convertido en HERMANOS.
LA AMISTAD
El Dr. Lemus describía la AMISTAD como un afecto íntimo y un mutuo apego. Comentaba que es una fuerza impulsora en las relaciones humanas y que no se puede fingir. Una amistad falsa es tan transparente como una hoja de vidrio. La amistad sincera llena un vacío, y todos tenemos la capacidad de distinguirla. “Cuando nuestros ojos se encuentran”, decía el Dr. Lemus, “puedo saber por su brillo si en verdad me estás mirando o viendo a través de un vacío”. Reconfirmaba que, en las Ciudades Hermanas, la amistad es el motor que justifica todo esfuerzo.
El AMOR
El amor es probablemente la más poderosa de las emociones que afectan nuestras relaciones humanas. Sin embargo, debe ponerse en perspectiva en cuanto al afecto relacionado con las Ciudades Hermanas. El amor más puro e intenso se le llama ADORACIÓN y es dirigido solo a Dios. Cristo mismo dijo a sus apóstoles: “No tiene amor más grande el hombre que aquel que da su vida por un amigo”. Nosotros, que tenemos familias, debemos ser conscientes de nuestra capacidad de hacer sacrificios supremos por nuestros seres queridos, sin pensarlo. Este es el mismo amor que deberíamos sentir por cada miembro de nuestras Ciudades Hermanas.
El RESPETO
El respeto se define sencillamente como “conservar en alta estima y tener consideración por los derechos de los demás”. El Dr. Lemus recordaba con frecuencia la célebre frase de Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Esta sencilla expresión encierra un significado filosófico profundo, comparable con las ideas de grandes pensadores como Platón, Sócrates, Aristóteles y Santo Tomás de Aquino.
Así pensaba el Dr. Michael J. Lemus, quien dejó un legado invaluable para las relaciones entre los pueblos. Solo a través del respeto mutuo puede florecer y perdurar una convivencia pacífica y armónica en nuestras comunidades. Vallartenses, nunca olvidemos a quienes contribuyeron con su esfuerzo a esta tierra privilegiada. La memoria histórica nos hace ser personas agradecidas y bien nacidas.
Estos conceptos mencionados son la esperanza para que, con trabajo arduo, sinceridad, devoción y dedicación, en compañía de Dios, logremos nuestras metas y alcancemos la prosperidad.
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