¡Que no te acechen las deudas!
Elabora un presupuesto y olvídate de ellas.
El manejo de las finanzas personales puede convertirse en un auténtico caos si no se cuentan con las herramientas adecuadas para organizarlas. Pues en un mundo donde las tentaciones de gasto son constantes y la planificación financiera es escaza, se pueden esconder creaturas escalofriantes como las deudas.
Para librarte de ellas, puedes recurrir a herramientas financieras como el presupuesto, lo que te permitirá tener un control sobre tus ingresos y gastos, y a su vez, evitará que tengas que recurrir a los terroríficos préstamos.
A continuación te presentamos algunos consejos para que puedas elaborar el tuyo y evites endeudarte.
¿Qué es un presupuesto y para qué sirve?
De manera simple, el presupuesto es un registro detallado de tus ingresos y gastos en un plazo determinado. Sirve para tener el control de tus gastos, identificar los innecesarios, conocer tus posibilidades de ahorro para lograr tus objetivos y saber tu capacidad de pago para evitar contraer deudas que no puedes pagar.
En términos simples, realizar un presupuesto te traerá cuatro principales ventajas, toma nota de ellas:
- Tener el control de tu dinero. Con esto podrás determinar tus ingresos y planear tus gastos cada semana, quincena o mes.
- Poder identificar gastos necesarios. De esta forma podrás eliminar los llamados gastos hormiga.
- Conocer tus posibilidades de ahorro, para lograr tus metas a corto, mediano o largo plazo y crear un fondo para emergencias.
- Determinar tu capacidad de pago o endeudamiento, lo cual te permitirá solicitar o acceder a posibles créditos en caso de necesitarlos.
¿Qué necesito para poder elaborarlo?
Es necesario que primero identifiques dos elementos centrales: tus ingresos y tus gastos.
1 Tus ingresos: son todas las entradas de dinero que percibes, estas pueden provenir de tu salario, de una beca o de una pensión.
2 Tus gastos: son todas las salidas de dinero que tienes, y estos a su vez pueden ser fijos o variables.
– Los gastos fijos son aquellos que se consideran necesarios y que son constantes, por ejemplo: la renta, comida, transporte, luz y gas.
– Los gastos variables son aquellos que no se consideran esenciales y que pueden variar de acuerdo con el estilo de vida de cada persona, por ejemplo: ropa, accesorios, calzado, salidas y entretenimiento.
Ya los identifiqué, ¿ahora qué sigue?
Ya que tienes claros los conceptos anteriores, construir tu presupuesto será muy fácil, solo tienes que seguir los siguientes pasos:
- Identifica y suma tus ingresos: considera todas tus fuentes de ingreso y suma las entradas semanales o quincenales.
- Lleva un registro de todos los gastos: considera los fijos y variables, y súmalos, ya que esto te permitirá conocer la cantidad exacta que debes destinarles.
- Resta tus gastos a tus ingresos: este último paso es muy importante porque te permitirá ver si tienes unas finanzas equilibradas o no. Toma en cuenta que el escenario ideal es que tus ingresos sean superiores a tus gastos, así evitarás el endeudamiento y tendrás posibilidad de ahorrar.
Puedes apoyarte de la regla 50/30/20.
Si al elaborar tu presupuesto notaste que tus gastos son mayores que tus ingresos, no te preocupes, existen formas de lograr corregir esto. Una es mediante un famoso método conocido como la regla 50/30/20. Se caracteriza por dividir el ingreso neto mensual en tres grandes categorías asignándoles un porcentaje específico.
– 50% del ingreso mensual se destina para cubrir los gastos fijos
– 30% se destina para los gastos variables o personales
– 20% está destinado al ahorro y/o la inversión
Como ves, esta regla no solo te ayuda a mantener un balance entre tus ingresos y tus gastos, sino que también te da la oportunidad de ahorrar. ¡Ponla en práctica y olvídate de tener pesadillas con las deudas!
Información: Condusef