Presté dinero y hasta perdí la amistad

El riesgo de prestar dinero sin garantía

Siempre hay que ser muy claro, el viejo discurso que la amistad es una cosa y el dinero es otra

Carlos Raúl Sánchez Ortiz

Cultura Jurídica

Quiero iniciar el artículo de hoy platicándoles sobre lo siguiente: Son dos grandes amigos y compadres, pero un día, un domingo después de algunos tragos y buena comida, un compadre le solicita al otro, un prestamos de ciento cincuenta mil pesos, el compadre acreedor le presta a su compadre deudor dicha cantidad, aclarando que deberá ser pagada en tres meses a partir de ese momento que se presta el dinero, no se cobra ningún tipo de interés, ni mucho menos se firma ningún documento, el dinero es entregado y los compadres en ese momento siguen su fiesta muy felices.

Parece que el momento de pedir el dinero no fue accidental, sino todo lo contrario, debidamente planeado, aprovechando la bonanza del que tiene el dinero y resaltando el gasto que se cubrirá con el préstamo como una necesidad importante, al calor de unos tragos, quizá un compadre envolvió al otro, lo llevó, encaminó y logró obtener el dinero.

Luego los compadres se despiden y el compadre con el dinero se retira a su casa, ya en ella y al momento de dormir, en la cama, su esposa le pregunta, ¿vas a poder dormir tranquilo con el dinero que perdiste?, este compadre constata, claro que sí, y muy tranquilo, que se preocupe mi compadre por habérmelo prestado.

Esta pequeña historia, nos lleva a realizar muchas reflexiones, una de ellas es señalar hasta dónde la amistad es fundamental para que un amigo se beneficie, otra reflexión sería, ¿debió del compadre haber prestado el dinero?, otra podría haber sido, ¿por qué no se firmó un documento?, otra sería, se debió haber señalado un pequeño interés, aunque sea. Otra quizá se debió de haber otorgado una garantía y así puedo pasar hojas y hojas señalando supuestos a esta pequeña historia que se describió anteriormente.

Le pregunto amigo lector, ¿qué hubiera hecho usted?, antes de dar la respuesta reflexiónela cuidadosamente, porque a veces se presta dinero a los  familiares, amigos, así nada más, por el simple hecho de que lo solicitan, se los entrega y también debemos recordar que dar el dinero de esta forma, lo único que trae es que el familiar o amigo no pague y se pierda la amistad, se esconda, o en el centro comercial, pasa junto a usted y ni siquiera lo salude, y por eso se señala: “presté el dinero y perdí hasta la amistad”, por haberse cansado de ir a cobrar.

Para evitar todo esto, sugiero que siga existiendo la familiaridad, el compadrazgo, la amistad, donde la fraternidad siempre esté en su máximo nivel, pero una cosa, siempre hay que ser muy claro, el viejo discurso que la amistad es una cosa y el dinero es otra, es una falacia, considero que la rectitud de sus actos en toda su vida lo deben de demostrar, ya que cuando fue deudor pagó puntualmente y estuvo a la vista de todos, que todos sus actos los celebró por escrito y cuando se consideró engañado reclamó legalmente su derecho ofendido, esta rectitud en la celebración de sus negocios hará que en ese preciso momento que otorgue el dinero prestado, quien lo recibe sabe de antemano que suscribirá un pagaré, y que llegado el vencimiento si no paga, no lo va a dudar, se lo exigirán legalmente, donde el aspecto de amistad siempre será supremo, pero la rectitud de su vida será la pauta.

Espero que este comentario le haga reflexionar, y de antemano sé que usted sabrá tomar la mejor decisión, así, además incrementará su cultura jurídica, saludos a todos nuestros amigos lectores, quedo a sus órdenes en el correo caxim@hotmail.com. Gracias.