¿Precaución o abstinencia?
Juventud en nuestra comunidad
“De nada se ha de tener tanto miedo como del miedo.”
Franklin D. Roosevelt
Todos le tenemos miedo a algo, es imposible no tener miedos, siempre existirán cosas que nos preocupen o nos hagan sentir esa angustia en el pecho por distintas cosas.
Con millones de personas en el mundo, es lógico que existan millones de miedos que nos acompañan. Temor al agua, a los insectos, a la oscuridad, al estar solos, entre muchos, muchos otros. En específico, me gustaría reflexionar acerca de un miedo que yo no entiendo por completo o me llega a molestar, esta fobia no es directamente a un objeto material o padecimiento, más bien a una idea que nosotros mismos nos creamos en la cabeza y que termina por afectar a nadie más que a uno mismo.
Hablo con esto, acerca del miedo a lo desconocido, el miedo a creer que siempre las cosas saldrán mal, que todo es peligroso y que por lo tanto debemos limitarnos a hacer las cosas que sabemos cómo resultaran de principio a fin. El miedo a pensar que ya a este punto, vivimos en un país donde todo es peligroso, que incluso salir de tu propia casa a caminar ya no debería ser algo que debería ser posible.
Aquí es donde conecto el título de esta columna con lo que intento explicar. ¿Se trata todo el tiempo de vivir con miedo y con abstinencia a las cosas, o más bien de ser precavidos? Es cierto que los accidentes y los inconvenientes a todos nos pueden pasar. Nadie deseó estar involucrado en un accidente automovilístico, o ser asaltado a la mitad de la noche. Ninguna persona involucrada en una situación similar deseo estar en ese momento cuando el infortunio pasó. Entonces, yo me pregunto, ¿De verdad vale la pena dejar de hacer las cosas por no correr el cero por ciento de riesgo? Yo no creo que esto sea así.
No creo que sea justo para nosotros, vivir con el miedo a que ya no podemos disfrutar de intentar cosas nuevas, de viajar, de conocer gente nueva, entre otras cosas. El experimentar, a mi parecer, es lo que nos mantiene vivos y creciendo; el hecho de que se nos priven a nosotros los jóvenes de este sentido, hace que no nos desarrollemos como individuos independientes. Claramente cometeremos errores, estamos en la edad justo de cometerlos, lamentarnos, aceptarlos y aprender de ellos y de ser posible corregirlos. Es simple, no estoy diciendo que todo el tiempo tomemos las mejores decisiones, pero estamos aprendiendo al no hacerlo, malo sería que el mismo error se repita en distintas ocasiones. Yo he cometido errores, muchos, bastantes de hecho, sin embargo, todavía duermo por las noches pensando que de esas fallas he aprendido mucho y me han hecho quien soy yo, y estoy orgulloso de mí.
Mi opinión es que hoy en día, se nos hace muy fácil creer cualquier noticia que vemos, y nos asustan y por consiguiente se nos siembra un miedo a poder seguir haciendo las cosas como queremos. Todas las mañanas, desde que tengo memoria, observo a mis padres ver el noticiero de las siete de la mañana. Qué triste es ver que el ochenta por ciento de las noticias son negativas y lo único que hacen es seguir alimentando ese miedo con el que de por sí nacemos a intentar cosas nuevas. Es bueno ser precavido, estar informado, no ser ignorante de los peligros inminentes que existen, porque todo esto sería un error, sin embargo, yo pienso que un error aún más grande sería vivir con ese temor a todo, eso ya no sería vivir, no sé cómo lo llamaría.
Hace tiempo tuve la oportunidad de compartir mis pensamientos sobre este tema con alguien que yo admiro mucho, le expliqué cómo honestamente creo que no es justo que vivamos con miedo aquí en México, y que ya todo nos parezca mal, ella entendió lo que le dije y posiblemente por el tono en el que lo expliqué se le ocurrió sugerir que tampoco fuera crédulo y pensara que todo fuera tan fácil, pero que más bien lo que tenía que hacer, era encontrar un balance. Yo como joven tengo la oportunidad de crear un futuro en el que me preparo para los peligros, y al mismo tiempo, me doy la oportunidad de conocer todo lo que quiera conocer, experimentar todo lo que quiera experimentar y llegar a ese balance con el que quiero dar.
No quiero vivir con miedo, no creo que sea sano o valga la pena hacerlo, a veces creo yo, vale la pena olvidar los problemas de los cuales estamos rodeados, y dejar de buscar por cosas buenas porque las mejores cosas no se buscan, ahí están pero no las vemos. Yo lo invito a que trabaje en este balance que creo yo es importante encontrar, es necesario. ¡Muchas gracias por leer!, y que siga disfrutando de sus vacaciones de Semana Santa y próximamente pascua.