Pido un aplauso para los inconformes
Por: C.P.C y M.I José Mario Rizo Rivas
La inconformidad: Es uno de los sentimientos más complicados en la vida de un ser humano. Por un lado, cuando nos sentimos inconformes, en muchas ocasiones eso nos mueve a obtener mejores cosas. Tratamos de alcanzar aquello que nos hemos ideado. Más aún, la inconformidad es lo que permite que algunas personas tengan aspiraciones, metas, sueños.
Hace poco leí un artículo que trataba sobre cómo resuelven los problemas los pescadores japoneses. Decía que los más experimentados metían a sus estanques algunos tiburones inofensivos, con tal de que los peces se mantuvieran siempre en movimiento, en altamar.
La moraleja de aquel texto concluía en que debemos estar siempre atentos para que el tiburón que nada en nuestro estanque no nos coma. Es decir, hay que evitar un estado de confort en el que nuestros movimientos se vuelvan lentos y en el que no visualicemos retos a superar.
Cuando se tiene una negociación, ambas partes debemos quedar ligeramente insatisfechos de los acuerdos a que se llegaron en la misma, ya que esto asegura que siempre estaremos atentos para una segunda negociación.
Es la inconformidad la generadora de acción. La que estimula al pequeño a llegar a ser grande y al grande a desarrollarse aún más. Ella nos garantiza, como los tiburones en Japón, un crecimiento permanente hasta lograr nuestro máximo potencial, y nos permite subir la escalera aprendiendo de los tropiezos que nos bajan en algunos casos varios escalones.
Asumo que, para lograr el bienestar humano, es necesario un poco de insatisfacción. Una persona debe necesitar algo que no tenga y desearlo ardientemente, y no descansar sino hasta que lo haya conseguido. Esta necesidad lo mantendrá motivado y en acción.
Un hombre y una mujer no conseguirán jamás levantarse del suelo tirando de las agujetas de su calzado, pero sí conseguirán encontrarse en un nivel más alto auxiliados por un esfuerzo poderoso y continuo, que les haga conquistar lo que se desea, siempre y cuando este objetivo sea viable y dependa exclusivamente de ellos.
El hombre contento con lo que tiene, sin ambición, tiende a bajar de nivel en la escala social. Quien tiene aspiraciones hará progresar al mundo, pero el que no las tenga, lo hará retroceder.
Generalmente, todos deseamos muchas cosas tangibles e intangibles: dinero, comodidades, fama, honores, poder, placeres, sabiduría, reconocimiento y trascendencia. Pero lo primero es decidirse por aquello que más deseamos, evaluando nuestro potencial para lograrlo y fijando un plan de acción. Una vez asegurado el ideal, reconcentremos en él todos nuestros esfuerzos, hasta alcanzar el objetivo, y nuevamente volvamos a empezar. Todo esto se logra manteniendo un equilibrio entre los diferentes roles que tenemos en la vida, pues se trata de balancear nuestra salud, nuestra familia y nuestro descanso.
Sea cual sea la necesidad ideal de una persona, debe tratarla como el agricultor lo hace con su planta predilecta: arranca todo lo que nace a su alrededor y que afecta su crecimiento, para dejarla dueña absoluta de los principios nutritivos del terreno en donde está sembrada, solo así garantizará sus frutos.
Por eso, hay que estar siempre con cierto grado de inconformidad o descontento, ya que es la corriente incesante que impide a la energía estancarse, es el generador de la acción que combate la inercia.
Otro ejemplo es alguien que se hallaba descontento de la fuerza del hombre, inventó la fuerza del vapor, y con esto trajo un desarrollo industrial y económico para su época. La enseñanza, es quien está satisfecho de las cosas tales como son, nunca las mejora.
Poco aportan a la humanidad los hombres y mujeres que estudian para hacer hoy exactamente lo que antes se ha estado haciendo, sin tener en cuenta que el presente siempre es nuevo. Las personas útiles son aquellas de percepción y acción originales, de imaginación elástica, que pueden vivir en su época y avanzar al mismo tiempo asumiendo los retos de innovar.
El mundo es comparable a un camino: Está hecho para caminar, no para dormir sobre él. El conformismo actúa como freno a las ruedas del progreso. Quien se halla satisfecho con lo que hace, ha llegado a su punto culminante y no progresará más. De tal manera, el destino del hombre es nunca estar satisfecho, es decir: debe vivir al máximo de acuerdo con sus dones y utilizar su potencial, que por cierto es único en cada uno de nosotros.
El conformismo es uno de los principales enemigos del éxito; es la polilla que corroe el esfuerzo; es el sarro que entorpece el funcionamiento de la rueda del progreso y desarrollo.
Por todo esto, es importante identificar cuando la comodidad que nos rodea nos está llevando a la inercia, para reaccionar de inmediato y ponernos nuevas metas. A menudo, el estar conformes significa un estancamiento intelectual. No sigamos ciegamente precedentes que nos conduzcan a un pasado muerto mucho tiempo atrás. No vivamos de glorias pasadas y estemos atentos a vivir plenamente el hoy, con una visión de un futuro mejor.
Que la insatisfacción personal sea el motor para un esfuerzo mayor. Estudiemos más, aprendamos más, busquemos siempre la verdad, no dejemos escapar ninguna oportunidad para crecer como personas. Busquemos estar llenos de buena voluntad, actitud positiva y de esperanza.
Reflexionemos: En la lucha por la vida, hay personas que de algún modo han sobresalido de sus contemporáneos, logrando en sus empresas y en lo personal el éxito integral. No obstante, hay otras que siempre han permanecido estáticas, convirtiéndose en mediocres. Estarán de acuerdo que, entre esas dos clases de personas, bien distintas en apariencia, no hay mucha variación en cuanto a oportunidades, y en varias ocasiones es solo cuestión de actitud.
El éxito de los primeros: Esas personas necesitaron algo, sabían lo que les hacía falta, con pasión se dedicaron a obtenerlo, tuvieron fe en que lo habían de conseguir, meditaron profundamente en la mejor manera de realizar su ideal, se pusieron en acción y continuaron trabajando sin vacilaciones. Si sus combinaciones se vieron entorpecidas por el fracaso, sus derrotas no sirvieron sino para darles nuevos bríos.
Piensa en algo de lo que estés inconforme en este momento. Te darás cuenta que no estás inconforme de una sola cosa, puede ser que inclusive estés inconforme de todo. ¡Felicidades! Eres un ser humano; así como tienes pies, ojos, boca, dientes, cerebro, sentimientos, y una que otra espinilla, de igual forma eres inconforme. No eres diferente de mí ni de nadie. Somos parecidos. Así, lo que te hará diferente es lo que hagas con toda esa energía.
La inconformidad, los budistas exitosos se dedicarán a desaparecerla, los sufís exitosos en domarla, los arquitectos exitosos en hacer edificios más altos, los físicos exitosos en encontrar un modelo que explique todo. ¿Y tú? ¿En que la enfocarás?
El éxito está en buscar, no en encontrar. Busca, siempre busca, hasta que encuentres. Y luego nuevamente inicia con otro objetivo. Eso te mantendrá fuerte, sano, en acción. Te hará humano.