Nuestra maravillosa y recia raza de bronce
Consejos de una Bisabuelita Moderna / Por un México Mejor
Mientras los jóvenes de secundaria se encontraban en su hora del descanso, la chica callada les dijo: Desde que quitaron las clases de Historia de las escuelas, mi Bisabuelita se dedica a contarme fantásticas historias de nuestra MARAVILLOSA Y RECIA RAZA DE BRONCE antes de la Conquista de los españoles, y en realidad eran fantásticos matemáticos, astrónomos, constructores, con unas familias muy rectas y unidas, y… ¡ellos estaban convencidos de que el éxito de una comunidad estaba en el amor y respeto entre todos, y la unión familiar! El “Chinacalli”, que significa agrupamiento de casas, eran los pequeños poblados los cuales siempre estaban regidos por el Gran “Conizutal”, o sea, ”El de la cabeza blanca”, ya que eran considerados los más sabios del pueblo, y todos cada quinto día, se reunían en la gran Plaza Principal alrededor de una gran hoguera, y el anciano iniciaba con el “NICAN MOPOHVA”, que significa “Aquí se cuenta”…
Todos dijeron, ¡Qué interesante!
El bromista dijo: Con toda seguridad, yo sería “EL GRAN CONIZUTAL”
Todos rieron a carcajadas.
La chica continuó: Al terminar el relato del Gran Conizutal, tenían un gran festín sin bebidas embriagantes, para comentar entre todos sus experiencias personales, culminando con un “XOCHITL IN CUICATL”, que significa flor y canto, con música, cantos y juegos diferentes, terminando con una suculenta cena guisada orgullosamente por todas las mujeres de la comunidad, ya que representaba el producto del trabajo de sus maridos, los cazadores o pescadores y que orgullosamente compartían.
Por lo regular a la izquierda de la Plaza Principal, a las orillas del riachuelo se encontraba la Escuela de Señoritas llamada “Calmenac”, que significa “Casa de la Educación”. Tecpantcohuátzin era el jefe supremo y Tecuacuilti la sacerdotisa superior, siempre supervisadas por mujeres de edad avanzada, que, al quedar solas, para que no se sintieran desamparadas e inútiles, las convertían en sacerdotisas y les encomendaban una misión de acuerdo a sus posibilidades físicas y psíquicas. Cuando las niñas cumplían sus 13 años, antes de entrar al Calmenac, las rapaban, para que cuando completaban sus estudios, con su cabellera bajo su cintura, estaban listas para contraer matrimonio… Cada cinco días les permitían salir y si se portaban mal, las volvían a rapar y salían en su próximo quinto día, vestidas de negro.
La hermosa chica dijo: ¡Que castigo tan duro, yo creo que por eso casi todas se portaban muy bien!
El bromista dijo: Porque de seguro nunca me conocieron, porque yo les aseguro, todas estarían loquitas por mí y… ¡De seguro después de conocerme a todas las raparían! Ja, ja, ja…
Todos rieron.
La chica seria continuó con su relato: También todos los jóvenes, cuando cumplían 15 años, tenían la obligación de ir al “TEOCALLI” para que se les instruyeran en todos los aspectos; desde la cacería, la pesca, hasta hacer diferentes objetos y construcciones con sus propias manos…
Todos: ¡Qué maravilloso es nuestro país!
Para mis maravillosos Ángeles Terrenales del ¨Grupo Canica¨.
Cariñosamente su Bisabuelita Ana I.