No somos un nicho de oportunidad

Plumazos / Por Carmina López Martínez / Comunicóloga y mercadóloga

Si la “nueva agenda urbana” sigue ignorando a las mujeres, entonces no es ninguna agenda urbana

De los más de 126 millones de habitantes en México, el 51.2 por ciento somos mujeres, según el censo poblacional 2020 que realizó el INEGI.

Con este y otros datos, la arquitectura y el desarrollo urbano modernos revelan propuestas que exigen una atención al presente, con más matices, voces y la imprescindible participación de la mujer.

Un interesante planteamiento es el de abrir más puertas para que las voces vayan con mayor representación de las mujeres que, además, mayoritariamente llevan a cabo múltiples labores en la vida profesional y privada en el hogar.

En el foro Interconectando Ciudades Inteligentes – capítulo Bahía de Banderas- se desarrollaron varios paneles, entre éstos el de “La nueva agenda urbana, perspectiva de género y políticas públicas”.

Cuatro panelistas estuvieron como invitadas, todas especialistas en urbanismo y arquitectura, que aprovecharon su experiencia y posición para destacar el rol de las mujeres en una nueva agenda urbana con perspectiva de género. Y visto desde ese ángulo y considerando que somos el porcentaje dominante en la población, Gisela Méndez, regidora del H. Ayuntamiento de Colima pronunció “no somos un nicho de oportunidades”.

Desde su perspectiva en el ámbito profesional, en la arena pública ha estado dominada por el otro 49 por ciento de la población, es decir, los hombres.

Entonces, las políticas públicas en las distintas ciudades están sesgadas de lo que los hombres entienden qué es la vida, que no necesariamente significa un error dominante, sino que el mundo está incompleto de cierta manera, porque falta la visión de la otra mitad: la mujer.

Explicó que hasta ahora las políticas públicas están llenas de estereotipos sexuales, sobre todo ahora en desarrollo urbano que establece que la ciudad tiene que tener un espacio para la vivienda y otro para el trabajo, con sus respectivas distancias.

Pero desde la visión y proyección de las mujeres, esta propuesta no está empatada con sus necesidades y retos del día, cuando se ocupan de las actividades diarias de los hijos/hijas, de ellas mismas y del hogar en general. Porque el cuidado de la familia aún recae -por exigencia social- prioritariamente en la figura materna.

Más carga para la mujer

En general, la presencia del hombre en el hogar es muy baja en comparación con la mujer, que debe llevarlos a los partidos, a la escuela, a los talleres extraescolares, a la cita médica, conseguir niñera, revisar sus tareas escolares y un etcétera extenso.

Mientras muchos padres de familia salen a trabajar muy temprano y regresan hasta en la noche, las madres dividen sus tiempos y hacen maromas para sortear todas las responsabilidades en el hogar y la crianza de los hijos/hijas.

Se dijo que, en el urbanismo se observa que en la definición de uso de suelos y planeaciones están con base en normas desproporcionadas a la realidad de una familia, aun cuando está básicamente fundada en la mente y corazón femeninos.

Celebro que hoy se vea como una única vía construir el futuro de una ciudad inteligente, inclusiva y productiva, priorizando cada paso del presente con perspectiva de género, entender su verdadero significado, asumirlo y darle vida.

Que una ciudad se pueda vivir y desarrollar en función de los requerimientos de todos sus habitantes, con inclusión y apertura a dialogar, investigar, planear, visualizar en colectivo. Sobre todo garantizar la seguridad y derechos de la mujer para tener una vida digna. Sin miedos, limitaciones y estereotipos.

En este panel igualmente se mencionaron otros retos para las mujeres de diferentes edades, y la vulnerabilidad con la que conviven en comunidad, cuando se desplazan de un lugar a otro con múltiples riesgos; si no hay suficiente alumbrado público, paradas de autobuses oficiales, banquetas dignas, puentes peatonales y calles sin vigilancia policiaca, entre los más.

Si la “nueva agenda urbana” sigue ignorando a las mujeres, entonces no es ninguna agenda urbana, se dijo. Al final la reflexión es que para tener un verdadero avance en este aspecto es ineludible la inclusión de la mente, voz y visión femenina.

Esto salvaría las vidas de quienes vivimos expuestas a un entorno con múltiples riesgos, que bien pueden prevenirse si las autoridades correspondientes cumplieran su trabajo de hacer una planeación urbana acorde a las necesidades reales, considerando los peligros a los que nos enfrentamos diariamente. Pero si se trata de recortar gastos y cuidar los pesos -que nos les pertenecen-, entonces lo segundo “no es ninguna agenda urbana”, solo simulaciones y letra muerta. (carmina.lpm@gmail.com)