No sean antropófagos
Consejos de una Abuelita Moderna / Por un México Mejor
En una escuela de religiosas, la directora, en la explanada, antes de iniciar las clases, se dirigió a todo el personal y alumnado en la siguiente forma:
“Muy buenos días, tengo que avisarles que inicia la Cuaresma; que es tiempo de ayuno y abstinencia, por lo tanto, todas por favor al mismo tiempo, cierren los ojos para elevar una oración a nuestro Padre Dios; suplicar por la paz mundial, y pedirle que durante éste tiempo de Cuaresma, les llene de Sabiduría y Amor a todos los dirigentes del mundo, para que aprendan a ser más humanos, se apiaden de los más necesitados; ayudándoles, amándolos y respetando su libertad … Aunque existen muchos niños y jóvenes que actualmente han confundido esa libertad, ¡con un absurdo libertinaje! Apoyándose en los derechos de los niños y olvidándose de que todo ser humano en cualquier tipo de sociedad, para no ser rechazado, antes que exigir sus derechos… ¡Tiene que cumplir con sus obligaciones!”
“Para poner el ejemplo, iniciemos con nosotras mismas, tratando de corregir esos errores y horrores, que como seres humanos estamos propensos a cometer… Tratar de ser mejores durante cada instante de nuestras vidas, porque, aunque poseamos todo el oro del mundo, ¡nadie sabe cuándo morirá!… Por eso las invito a ser siempre caritativas, sin estar anunciando lo que hacemos, ya que no hay que olvidar esos maravillosos ejemplos y enseñanzas que Jesús nos dejó hace más de dos mil años, y ¡que no se entere tu mano izquierda de lo que dé la derecha!”
En un salón de clases en la clase de historia, una maestra mencionó la palabra antropófago, y se le quedó grabada a muy pocas niñas, ya que a la hora de clases, muchas de ellas estaban pensando en que ya muy pronto llegarían sus vacaciones…
A la hora del recreo, al pasar una hermosa niña sin pelo por un grupo de amigas que estaban criticando la insensatez de otra, que a pesar de sus catorce años, el domingo las había dejado para irse con un chico de dieciséis años, la niña sin pelo las interrumpió diciéndoles… ¡Por el amor de Dios, NO SEAN ANTROPÓFAGAS y ya dejen a su amiga en paz…
¡Antro… queeeee!… ¡No seas metiche!… Dijeron algunas de ellas, de inmediato contestó ¡Antropófagas!… Si pusieran más atención en clase, en lugar de estar mandando recados absurdos, sabrían de lo que estoy hablando, porque, ¡jamás se debe de hablar mal de nadie, y menos de la que dicen ser su amiga!… ¡Jamás deben acabar con el prestigio de una señorita, y menos si no les consta!… Ya que en cuanto las dejó, se fue con mi primo a la casa de mis abuelitos para festejar el cumpleaños de su mamá, que es mi tía, y yo los acompañe, porque sus papás ya la estaban esperando en su casa, ya que son vecinos desde hace varios años… Así que de ahora en adelante piensen cómo se hacen las guerras entre pueblos hermanos…
Puede ser que guarden algún rencor porque creyeron en las palabras de un ser terrícola egoísta y envidioso, aunado a la sed de poder, venganza y ambición de unos cuantos con cierto poder… ¡Que parecen ignorar que el día en que mueran nada se llevarán!
Y por favor en lugar de molestarse conmigo, ¡tratemos de reflexionar en las hermosas palabras de la Madre Directora, y oremos por la paz mundial en lugar de hacernos la guerra entre nosotras… ¡NO SEAMOS ANTROPÓFAGAS!
¨En honor a mis ángeles terrenales del grupo Canica¨.
Cariñosamente Ana I.