“Mi filosofía, vivir una vez a la vez”: Delia González Dávalos
"Disfruto lo que hago, eso es lo que me ha mantenido cincuenta años en esta actividad."
Mujer emprendedora e inquieta, la señora Delia González ha combinado exitosamente sus labores de madre, esposa y empresaria
Miguel Ángel Ocaña Reyes
Originaria de la ciudad de Guadalajara, es la mayor de nueve hermanos procreados por José González y María Dávalos, la señora Delia González es una mujer que ha hecho su propia historia a través de sus diseños, marcando una tendencia desde hace 50 años que llegó a Puerto Vallarta de la mano de su esposo Ignacio Cortés Lugo con quien crió a sus hijas Marina, Krethel, Yozozki y su hijo Alberto.
Mujer emprendedora e inquieta, la señora Delia González ha combinado exitosamente sus labores de madre, esposa y empresaria, ganándose el respeto no solamente de sus familiares y clientes, sino también de sus trabajadoras, a quienes en todo momento dio un trato digno.
Estudió en la Facultad de Comercio en Guadalajara la carrera de contaduría pública, sin embargo, su pasión por el diseño de ropa la llevó a crear su propia marca destacándose siempre por su buen gusto.
¿Cómo se inició en el diseño de ropa?
Me inicio porque siempre modifico todo, por esencia modifico los artículos y la ropa que compraba la modificaba en Guadalajara, estudié en la Facultad de Comercio y todo el tiempo iba diferente, yo no iba a comparar ropa igual, como yo tenía la facilidad o la oportunidad de tener gente muy trabajadora en mi casa, que son mi madre y mis tías, yo compraba algo y le decía a mi mamá, “mamá, ¿le quitas el cuello, esto o aquello?” y desde ahí estaba modificando, siempre he modificado. Por otra parte, mi papá tenía la venta de telas y mi madre cosía, entonces estrenaba las veces que quisiera, se me dio esa oportunidad, y cuando me vine a Vallarta, les gustaba lo que traía y empecé a iniciarme en esa área.
¿Dónde nace en esa inquietud?
Yo pertenezco a una familia de costureras, mi mamá fue la más chica de tres hermanas, ellas se dedicaban a coser, nosotras, mis primas y yo, a mirar y a estudiar, entonces fue así como le fui agarrando el gusto, yo no sé coser, no sé cortar, pero sé modificar, yo hago diseños no porque los copie, sino porque me nace hacerlos, se me ocurren cuando veo un vestido o una blusa, esa es mi labor de toda la vida desde que tengo noción, si quieres un don para confeccionar, no tengo seriadas las prendas, no me gustan las cosas seriadas, siempre tengo algo que modificar.
¿Cuándo llegó a Vallarta?, ¿qué encontró en la ropa?
Me casé con un vallartense, tengo 50 años aquí en Vallarta, en 1968 en Puerto Vallarta estaba en auge la moda artesanal, todo lo que eran manualidades, los bordados, sin embargo, yo hacía lo mío con crochet, con aplicaciones hechas a mano, que fue algo nuevo, no es lo mismo bordar en la tela que comprar un material que ya está tejido, esa fue la innovación que traje.
¿Llegó a Vallarta con la idea de crear su marca?
No, yo llegué a Puerto Vallarta después de casarme con mi esposo, nos conocimos en la Facultad de Comercio, nos hicimos novios, nos casamos y nos venimos a Puerto Vallarta, yo llegué con la idea de hacer una vida con mi familia, pero se van dando las cosas cuando las señoras empiezan a ver mi ropa en la calle o el aeropuerto y me preguntan, “señora, dónde compró su ropa”, “señora dónde venden sus vestidos”, fue ahí donde realmente nació Diseños Delia, es ahí cuando ya empiezo a hacer diseños para las tiendas que había en aquella época, una época muy buena para las personas que se dedicaban a la confección de ropa, porque había mucha mano de obra.
¿Quiénes predominaban la escena de la costura?
Estaba Nelly Barquet, Originales Yolanda, Viva, Vallarta 13, esa generación ya estaba y yo les empezaba a entregar de mis colecciones a ellas.
¿Predominaba algún estilo?
Cada quien tenía su estilo, Originales Yolanda tenía su estilo tenía bordado, colores, telas de popelina, sombreros, Nelly tenía sus caftanes, Vallarta 13 tenía su estilo, todo lo que era el ambiente de moda en Vallarta en esas tiendas se veía.
¿Para usted cuál era el traje típico de Vallarta?
El típico de Vallarta es el bordado, manta que bordaban en verde, en limón, en naranja, de colores y bordados, eso ya no se hace, cuando yo llegué a Vallarta era pasar a las tiendas y ver esas colecciones, esos lineamientos de bordar.
¿A usted quién le maquilaba?
Yo tenía costureras de diferentes lugares, yo les llamaba e iban a trabajar conmigo, llegué a tener 50 trabajadoras.
¿Qué predominó en su estilo de diseño?
Pues que son diseños exclusivos, trabajados con manos vallartenses, y eso lo hago desde hace 50 años, eso nos ha llevado a varios eventos, como el Congreso Iberoamericano en Veracruz, fui la única invitada mexicana en ese evento, he tenido varios eventos en los que se han mostrado mis diseños. Fuimos creciendo poco a poco, empezamos a mandar a Mazatlán, estuve en una tienda en Palms Spring, ahí estuve enviando mucho tiempo, sin embargo, el cambio de la moda ahí es muy radical.
Siempre estoy diseñando para alguien más, tengo mi propio negocio y vienen y piden para otros negocios, pero ellos saben perfectamente que no pueden pedir seis piezas iguales, o doce piezas iguales, surtimos, pero variado en algo, precisamente porque es un trabajo artesanal, no es un producto seriado, ahí radica la calidad de mis diseños, en que son únicos.
¿Por qué todo en blanco o colores claros?
Hubo un tiempo en que sí pintábamos, porque también se requería en Puerto Vallarta, y cuando yo entregaba sí pedían colores, pero realmente después me dediqué más a lo blanco y crudo porque es algodón cien por ciento, por el hilo que se trabaja, también las fábricas de hilos y de hilazas que había en México desaparecieron, entonces hay tantos materiales que se ocupaban para los artesanos que ya no existen, ahora trabajamos con lo que hay, pero ya no tenemos los tonos, los colores ni aquellas fábricas tan grandes, ya son diferentes las telas de hace 40 años en comparación con las que hay ahora, las mantas, los algodones, son diferentes calidades y es más difícil encontrarlas. Si tú te fijas en el centro ya no tenemos las tiendas que teníamos antes, porque la moda cambió, las expectativas de comprarte en esas tiendas grandes, famosas que ya hay en todas partes donde encuentras de todas las tallas y no necesariamente tienes que vestir de un estilo típico de una región o un estado.
¿Cómo es su proceso de creativo?
Cuando veo un pedazo de tela, siempre y cuando esté confeccionado a mano, de algodón o algo tejido, mi mente empieza a hacerle cambios, si voy por ejemplo a un lugar y veo una carpeta tejida, ya estoy pensado en cómo la acomodaría, ese es mi modo de crear, aplico lo que tengo, o cuando estoy con las costureras aplican lo que les digo.
¿Alguna vez estudió diseño?
No, todo es por intuición, por gusto, disfruto lo que hago, eso es lo que me ha mantenido cincuenta años en esta actividad.
¿Alguna vez tuvo la tentación de cambiar su estilo para vender más?
No, siempre me he mantenido en esta línea, ahora tengo el apoyo muy grande de mi hija que es Dinorah, quien ya es la que está al frente realmente de todo, y también trae la forma que yo tengo de trabajar, porque desde chiquita es la más apegada a esta misma forma de trabajar, de aplicar y confeccionar cosas en las que puedes decir con total convicción, te lo vendo porque no hay otro igual, ofrecemos exclusividad. Nunca me ha interesado vender más.
¿Alguna vez hizo un diseño que no le gustara?
No, todos me han gustado, y no tengo hasta ahora alguien que me haya regresado un vestido porque no le gustó, me lo regresan porque ya tienen 20 años con ese vestido y quieren ver si les podemos hacer alguna modificación, o que ya tienen 30 años con esa prenda que les encanta, pero quieren seguir utilizándola y quieren que les hagan alguna modificación.
¿Ha pensado en algún momento en dejar de diseñar?
No creo, no sé, eso sí no puedo decirlo, es parte de mi esencia, es parte de mí, puedo no trabajar, pero sí seguir.
¿Quiénes han sido sus clientes más antiguas?
Le hice a la familia de Vicente Fernández, a sus niñas, sus vestidos de primera comunión, ellas ya son mujeres casadas y vienen, estoy por hacerle a una de ellas un ropón para su bebé estoy hablando de tres generaciones, tengo clientes vallartenses, Rosita González del hotel Rosita, tengo muchas clientes de Guadalajara, de México.
¿Qué es lo que más le satisface de su trabajo?
Las pasarelas me emocionan, porque luce en todo su esplendor todo lo que has hecho, y ver la expresión de las personas me encanta, estuve en una pasarela en el Hospicio Cabañas a beneficio de unos niños, y fue muy emocionante que de diez diseñadoras, cuando pasa Vogue’s Diseños Delia la pasarela rompe porque es estar viendo tejidos y confecciones, y las modelos luciéndolos a un nivel padrísimo, el gobernador fue, me saludó, pasé a la pasarela con él fue muy emocionante, y Vogue’s Diseños Delia ha estado en muchos niveles y muy exclusivos, no hay diseños iguales.
¿De no haber llegado a Vallarta, se habría desarrollado en el diseño?
Eso nunca lo sabemos, no sé, me caso, me traen a Vallarta, yo venía a Vallarta antes a vacacionar, pero nunca programas tu vida, yo soy de las que vivo al día, no tenemos más, es mi filosofía, vivir una vez a la vez, esa es una realidad, nadie puede asegurarte que va a vivir 20 días o un año, porque te da un infarto o Dios te lleva antes, entonces por eso yo siempre digo, vivir lo mejor que se pueda y disfrutar todo lo que Dios te de en el momento.