México en el contexto de la economía mundial
Hablemos en Serio / Javier Orozco Alvarado / Investigador de El Colegio de Jalisco, A.C.
La situación económica por la que atraviesa nuestro país, no es ajena a la dinámica que impera en el resto de la economía mundial, especialmente porque la aceleración o desaceleración del crecimiento económico, la inflación o el comportamiento de las tasas de interés, son fenómenos totalmente interrelacionados global o mundialmente.
En lo particular, cada país puede buscar estrategias macroeconómicas que le permitan sortear internamente la inestabilidad económica, mediante subsidios al consumidor o al productor, la exención de impuestos, el control de precios, de tarifas o el manejo discrecional de barreras arancelarias.
Hasta ahora, la estrategia del presidente Andrés Manuel para controlar la inflación ha sido el manejo de la política fiscal, mediante la eliminación de impuestos a las importaciones, a las gasolinas y el control de tarifas a bienes y servicios del sector público. Y tan exitosa ha sido esta estrategia, que también el presidente de los Estados Unidos acaba de solicitar al Congreso norteamericano, la aprobación de la eliminación del impuesto a las gasolinas para combatir la inflación y favorecer temporalmente a los sectores de más bajos ingresos de la unión americana.
Aunque cada caso particular es distinto, existen reglas generales a las que se tienen que adaptar cada uno de los países del mundo ante fenómenos mundiales como la inflación. Este fenómeno puede presentarse por falta de oferta, por exceso de demanda o por una combinación de ambas. En el caso de los países ricos, la inflación es consecuencia de un exceso de demanda que tiene que ver con sus elevados niveles ingreso y de consumo; pero en los países pobres la inflación se debe principalmente a la escasez de oferta por la falta o escasez de productos en el mercado interno.
En México, por ejemplo, los precios suben porque tenemos que importar o comprar las gasolinas en el extranjero, las materias primas o los alimentos que necesitamos para el consumo interno. Por lo general, cuando la inflación es por escasez de productos, la inflación se combate con políticas fiscales para bajar los precios y cuando la inflación es por exceso de demanda o de consumo, el instrumento para bajar la inflación es la política monetaria.
Tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea, el fenómeno inflacionario es consecuencia de una combinación de aumento en los costos, principalmente por importaciones petroleras y por exceso de demanda por sus altos ingresos. Por eso, recientemente la Reserva Federal en los Estados Unidos y el Banco Central Europeo anunciaron un aumento de tasas de interés para controlar la inflación a nivel mundial, por lo que el Banco de México se verá obligado a elevar en 75 puntos sus tasas de interés, poniendo en riesgo la frágil recuperación económica interna.
Aunque esto traerá como consecuencia la desaceleración económica, tanto en México como a nivel mundial, el presidente López Obrador ha manifestado su respeto a la autonomía del Banco de México; pero ha expresado también su descontento ante la decisión de los bancos centrales de emplear la política monetaria para controlar la inflación. Pues esto, indudablemente, encarecerá aún más los costos financieros de las empresas, lo que repercutirá en una mayor inflación, en la parálisis económica, el desempleo y el riesgo de una recesión económica (decrecimiento) a nivel mundial.
El hecho es que la gente no entiende que el control de la inflación con políticas fiscales contribuye a la redistribución del ingreso, mejora el consumo de las grandes masas de población, propicia la creación de empleos y eleva las tasas de crecimiento económico.
Por el contrario, el control de la inflación mediante políticas monetarias, como la elevación de las tasas de interés, aumenta las utilidades financieras, genera mayor concentración de la riqueza, encarece los costos de las empresas, provoca estancamiento económico, desempleo y aumento de la pobreza. Y, como siempre, es el sector financiero el que obtiene los mayores beneficios a costa de la quiebra del sector comercial y el aparato productivo.
Por eso, el presidente de México lamenta que los economistas no sean capaces de buscar otros instrumentos distintos a la tradicional y ortodoxa política monetaria para el control de la inflación.