Maximato o política de estado

Hablando en serio / Javier Orozco Alvarado / Ex rector del Centro Universitario de la Costa (CUC) Universidad de Guadalajara

La gente está satisfecha con el gobierno que tenemos, con la continuidad de la 4T

En el mes de enero de 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que antes de concluir su mandato, dejaría su testamento político para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad de la 4T. 

Y en realidad, el presidente hizo todo lo que estuvo en sus manos para dejar como heredera de la 4T a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo. Entre otros de los grandes beneficiarios de su testamento, destacan Adán Augusto López, quien presidirá el senado y Ricardo Monreal, que encabezará la Cámara de diputados. 

También les alcanzó el testamento a muchos otros colaboradores del gobierno de AMLO, quienes estarán en el gabinete de la próxima presidenta, como Marcelo Ebrard, Rogelio Ramírez de la O, Rosa Isela Rodríguez, Alicia Bárcenas, Raquel Buen Rostro, Juan Ramón de la Fuente, Mario Delgado, Zoé Robledo, Arturo Zaldívar, Lázaro Cárdenas Batel, entre muchos otros; y como posible heredera del partido Morena, la actual Secretaria de Gobernación, María Luisa Alcalde. 

Casi podríamos decir que un 90% del gabinete de Claudia Sheinbaun son la herencia de Andrés Manuel para el siguiente gobierno. Pero, por si fuera poco, en el recorrido presidencial del adiós, acompañado por la virtual presidenta, ambos se han comprometido a que se continuará con las obras que están en curso; que se llevarán a cabo muchas otras de interés del presidente y se pondrá marcha el “plan C” para impulsar las anheladas reformas constitucionales de este sexenio.

La verdad es que no sabemos si la herencia de AMLO a Claudia Sheinbaum o al pueblo de México, significa lo que muchos han dado en llamar un Maximato o si esto es en realidad una política de Estado.

Los que nos hemos dedicado al estudio de la economía, criticamos por muchos años la falta de continuidad de las políticas públicas en México, los proyectos inconclusos y la integración de gabinetes improvisados. De hecho, si algo caracteriza a las políticas de Estado de los países desarrollados, es la continuidad de los planes y  la ejecución de grandes proyectos nacionales a muy largo plazo, independientemente del partido en el poder.

El sexenio de AMLO se ha caracterizado por generar emociones encontradas y ser un gobierno de claro obscuros.  Por eso, tanto sus simpatizantes como sus detractores reconocen que, aunque costosas, se han realizado grandes obras como en ningún otro sexenio.

Aunque se cuestiona la falta de un crecimiento económico espectacular, se reconoce que hay estabilidad macroeconómica; aunque prevalece la inseguridad, altas tasa de criminalidad y acusaciones sobre un posible narco Estado, el pueblo y los inversionistas se muestran indiferentes.

La gente está satisfecha con el gobierno que tenemos, con la continuidad de la 4T.  No hay pero que valga; el presidente se irá con la frente en alto, a pesar de las rabietas de la oposición y sus detractores; los que siguen esperando que Estados Unidos lo acuse de narco presidente y lo tomen preso. Algo que no hicieron ni siquiera con Felipe Calderón, a pesar de que tienen prisionero a su narco ex director de seguridad. En fin, el pueblo los juzgará, mientras nosotros seguiremos viendo la misma historia.