Luz de la alegría
Arriba por fin la anhelada época navideña, lo que trae consigo un sinfín de emociones y sentimientos encontrados por lo vivido y no, lo alcanzado y no, donde literal todos estamos en el mismo mar, pero no en el mismo barco, como tampoco en las mismas circunstancias.
Por ello, durante este periodo se generan contrastantes episodios de nostalgia por las dificultades propias de la vida o por la ausencia de algún familiar o ser querido; pero para otros más afortunados se traduce en la dicha de disfrutar la compañía de familiares y amigos sin pérdidas sensibles, como también sin preocupaciones económicas.
El ambiente que se percibe aquí en el Puerto, es de amplias expectativas y confianza, ya que los pronósticos son muy promisorios. Por ello, comienzan los preparativos para las posadas y las festividades de fin de año, donde se genera además de entusiasmo una gran derrama económica para las comerciantes y prestadores de servicios turísticos.
Por lo anterior, la mayoría de las personas expresan que es su época preferida, pero en contraste existen otros más que por avatares de la vida no tienen deseos de celebrar y se tumban en el viejo sillón de la tristeza a esperar que terminen las celebraciones.
Por ellos, es por quien debemos inyectar en el ambiente la preciada “Luz de la Alegría” pero… ¿Cómo se puede generar? y ¿Cómo hacer para que las personas que la requieren por diversos motivos y estados anímicos adversos la reciban?
Primeramente, el origen de la palabra alegría se encuentra en el término ‘alicer’ o ‘alecris’ del latín que señalan una emoción amistosa, de placer o satisfactoria. Por ello, el filósofo romano Cicerón creía que “La alegría es un estado del alma que no pierde su serenidad ni al confrontarse con la posesión de un bien” por ende las personas que la experimentan suelen sentirse satisfechas, sonreír y hasta reírse debido a este sentimiento.
No en vano, el político norteamericano Benjamín Franklin consideraba a la alegría como la piedra filosofal que todo lo convierte en oro, y si no, preguntemos a los niños, que hoy por hoy son los mayores generadores de alegría que existen en el mundo… los cuales a menudo son considerados “La alegría del hogar”.
Pero, en realidad ¿Qué es la luz de la alegría? Para el maestro espiritual, Osho Bhagwan Shree Rajneesh “La alegría es luz. Y la alegría es el principio de un gran peregrinaje que termina en el encuentro con la Divinidad”.
Por su parte, el político y pensador indio Mahatma Gandhi, sostenía que “La alegría es un rayo de luz que debe permanecer siempre encendido, iluminando todos nuestros actos y sirviendo de guía a todos los que se acercan a nosotros. Si en tu interior hay luz y dejas abiertas las ventanas de tu alma, por medio de la alegría, todos los que pasan por la calle en tinieblas, serán iluminados por tu luz”.
Por último, el maestro vietnamita y creador de la escuela de Energía Universal y Humanal (HUE), consideraba que si nos concentramos en crear en nuestra mente “Luz de la Alegría” para las personas que están a nuestro alrededor esta sería como una “pastilla de vida eterna”.
Por todo lo anterior, se podría decir que la “Luz de la Alegría” es la energía que genera en sí misma la alegría, por lo tanto, recordar que la energía es movimiento, y al generarse se expande y contagia todo alrededor, no sólo a los seres humanos, sino también a los animales y a las plantas, en general irradia todo lo que existe.
En conclusión, en estas fechas contagiemos a todos y todo lo que existe de alegría, para que tomada de la mano del “amor” vivamos unas fiestas decembrinas plenas de bienestar, de armonía, de empatía por los que sufren o padecen algún tipo de enfermedad, carencia económica, o cualquier circunstancia que impida que la energía de la “Luz de la Alegría” invada todos los corazones.