Los sobrenombres en las elecciones

Percepciones

”¿El Mochilas?”, “¿La Güereja?”, “¿El Cachetes?” ¡Preocupante! Una cosa es que todos seamos ciudadanos y que como ciudadanos podamos contender para lograr un México mejor, y otra muy distinta que “La Güereja” no pueda aparecer como María Elena Saldaña, su nombre real.

¡Muy moderno, muy moderno! El Instituto Nacional Electoral abrió desde 2012 la posibilidad de participar con apodos, pero este año permitió a más de 100 candidatos que participen a una diputación federal la aparición de sus sobrenombres en la boleta para que los ciudadanos los reconozcan por sus motes.

Pero vamos a analizarlo un poco más, mercadológicamente es una idea maravillosa. La gente se siente mucho más cercana a alguien que tiene un apodo, y más aún si ésta persona ya es reconocida por ese sobrenombre. Para prueba un botón; alguien que asiste a una casilla, no está enterada de la política de su localidad y ve un nombre como “Don Chuy”, ¿en dónde cree que pondrá la cruz?

No estoy dándolo por hecho, pero casi puedo decir que el 1 de julio quienes tengan un apodo si no ganarán todos, van a tener un número de votos significativo sólo por ese hecho.

¿La autorización del INE está bien? Cada quien es libre de pensar según su criterio, pero a mi forma de ver las cosas es condescendiente con algunos candidatos y deja a la deriva a otros que han trabajado su reputación en la sombra de un partido o que su nombre y apellido no tienen tanta recordación. Porque no es lo mismo leer y recordar a “El Cachetes”, que, a Juan José Jover, y sí, es la misma persona.

Lograr recordación es por lo que la mayoría de los candidatos lucha durante toda la campaña, de hecho, es en lo que gastan mucho del presupuesto que se les permite utilizar (e incluso más). En este país lo normal es ver paredes, volantes, lonas y pendones con nombres de los candidatos acompañados de su eslogan y del partido al que pertenecen para que la gente al ir a votar se acuerde de ellos.

Tristemente, la mayoría de la sociedad mexicana (sin hacer una generalización), no ve las propuestas que estos tienen, porque de ser así, no estaríamos analizando este tema y en la barda pintada dejarían un pedazo para, por lo menos, una propuesta en beneficio de su pueblo.

El INE anda muy moderno y eso no está mal, pero debe ir caminando junto con la sociedad y no dar pasos más modernos que lo que nos permite el estado de la democracia y educación en nuestro país.

Roberto Franco Briones

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